sábado, 19 de febrero de 2011

YO YA USO GENÉRICOS


José Luis Merino, enfermero de atención primaria, me ha mandado este correo. Por su interés, le he pedido consentimiento para publicarlo en nuestro blog

"Yo ya uso genéricos, obviamente a nivel de lo que manejo; y no me han dejado opción a decir que el betadine me gustaba más que la povidona iodada "genérica" que tenemos ahora; igual con los apósitos hidrocoloides o hidropoliméricos, los guantes, gasas, esparadrapo, sedas para suturas, anestésicos locales... casi toda la medicación que tenemos en los almacenes de los centros de salud. Os podéis dar una vuelta por ellos; ya casi todo es genérico. Metamizol vs Nolotil, diclofenaco vs Voltaren, etc, etc. En la medicación para nebulizaciones también, o en vacunas para adultos o pediátricas. Y los médicos de familia y pediatras los usáis, queráis o no, en la medicación que se aplica de los botiquines de los centros sanitarios... que no es poca. Y todo ello, abarcando un montón de fármacos, los de uso más frecuente, tanto para aplicación tópica como oral o parenteral. Por tanto, no es cuestión de libertad de prescripción o no.... pues en estos casos nadie se queja de no tener libertad de prescripción. Es otro tipo de planteamientos el que hace saltar enseguida los rechazos al uso de genéricos.

Prescribir, como dice Jodar-Sola en Atención Primaria 2009, "va más allá de extender una receta para la dispensación de un medicamento o producto. Implica indicar y planificar acciones frente a un problema basadas en el juicio clínico y por ello exige una valoración previa y un encuadre dentro de las competencias profesionales. En cambio recetar es un acto administrativo..." (el énfasis es mío). Creo que lo que aporta valor añadido al acto clínico es el juicio clínico del profesional y las acciones que indica para alcanzar sus objetivos y los del paciente (cada vez se habla más de la "toma de decisiones compartida"). Desde mi experiencia en el uso obligado de determinados productos sanitarios o fármacos en detrimento de primeras marcas puedo decir que al principio te fastidia -paradójicamente, no siempre en relación a una alteración del efecto del medicamento sobre el paciente-, pero, en lo esencial, tu puedes seguir planificando acciones en base a tu juicio clínico.

Creo que si el gasto farmacéutico supone casi el 25% del presupuesto total de la sanidad de nuestro país y de las CCAA que lo conforman y en los países escandinavos están en torno al 10%, el modelo, el nuestro, puede y debe ser, al menos, modulado o matizado. En el caso de nuestra Comunidad Autónoma, se acaban de tomar sucesivas oleadas de medidas para la sostenibilidad financiera y no he visto ninguna que aborde esta clara y descarada "oportunidad de mejora" existente que yo denominaría, en este contexto de insostenibilidad, más que oportunidad, "obligación de mejora". Ciertamente me ha sorprendido que en todas las vueltas y más vueltas que se le han dado a la forma de ahorrar en sanidad en este último mes y medio nadie haya planteado tomar medidas sobre este asunto. Todos los actores que participan en las negociaciones, cuando se toca este asunto, silban y miran para otro lado. ¡Qué extraño! ¿Verdad?

Además, se sabe (hay evidencia sobre todo esto) que el modelo actual nos lleva a una sobre-medicación, que lleva a interacciones farmacológicas, a morbilidad e incluso a mortalidad, a duplicidades, a problemas de registro, a problemas de comunicación entre especializada y primaria que hace que se desconozcan los tratamientos, y las pruebas complementarias que unos y otros prescriben por su lado al no existir una historia única y compartida. Sorprendentemente hoy, todavía, no es obligatorio que haya un único lugar, accesible a todos los niveles asistenciales, donde conste la medicación que está tomando un paciente.

También los farmacéuticos tienen mucho que decir acerca del seguimiento farmacoterapéutico (por ejemplo aplicando el método DADER) pero lamentablemente no se implican lo suficiente en esto las oficinas de farmacia comunitaria que no aportan el valor añadido de su licenciatura (se limitan prácticamente a despachar al igual que hacen los mancebos) en las farmacias en el acto "clínico", ¿clínico?, o meramente "comercial" de atender a sus clientes. Y nosotros también afrontamos nuestros actos clínicos, como sugería en el blog Abel, con una deriva inexorable hacia lo comercial olvidando nuestra razón de ser y los principios éticos que la sustentan-aban.

En resumen, este asunto es una "caja negra" donde por clarísimos conflictos de intereses a todos los niveles nadie le quiere poner el cascabel al gato. Y mientras que se hacen interesadas campañas de "diagnóstico" con "pruebas del calcio" itinerantes por los EAPS, o los sindicatos se sientan o levantan de la mesa de negociación "porque no hay de dónde sacar más dinero", yo tengo que usar guantes hechos en Malasia que están llenos de agujeros, usar esparadrapos que se despegan, o racionar el papel (todos los papeles...incluso ese que se usa para asuntos más escatológicos) pues no hay más. Y además los técnicos y gerentes "maquillan" los datos de gasto farmacéutico de la región inventando la cuadratura del círculo, haciendo la media de los dos últimos años para que no se noten tanto los malos datos del último año cuando los datos oficiales vienen referidos a años naturales y no a bienios "antinaturales".

De todas formas, si os sirve de ejemplo-consuelo, yo ya uso genéricos en todos los niveles de mi relación profesional-laboral-clínica con nuestra empresa. Uso un coche genérico (no es primera marca pero sí es mío y por tanto muy barato) para hacer los avisos; en mi casa hay un contrato genérico (de acumulo de tareas) con el SMS, no es el que correspondería de primera marca, pero tragamos...; uso una bata genérica blanca abotonada y unos zuecos genéricos, con agujeritos para que ventilen, para ir a las 8 am a sacar sangre para los sintrones a 5ºC a casa de los encamados.

Por tanto, si la administración se lo propone y lo decide así, es factible abordar el tema de arriba hacia abajo y todos por parejo, al igual que se ha hecho en Galicia y tendremos-tendréis-tendrán que tragar con lo que se diga que hay que hacer, a pesar de algunas incomodidades para todas las partes, pero con un gran beneficio social. El beneficio social debe de estar detrás de todo lo que hagamos y es lo que nos legitima, ¿no es así? Si no se busca éso, no estaríamos legitimados, ¿verdad? Pero ¿es ese beneficio social lo que buscan gestores, políticos, etc?

Creo que esa es una de las preguntas a hacer y a plantear a la sociedad soberana cuando se nos permita"


José Luis Merino

2 comentarios:

guillermo dijo...

José Luis:

Soy médico de Argentina, internista, fundamentalista de la medicina humana, humanista y humanitaria. Enemigo declarado de la segmentación del paciente y cada vez más propenso a creer que en este tema de los genéricos hay mucha pirotecnia por un lado mientras la fiesta se desbarranca a puro bacanal por el otro.
Aquí tuvimos un Ministro de salud Pública que impuso el uso de medicamentos genéricos en nuestro país, con la evidente molestia de quienes deben molestarse por este tipo de medidas, la indiferencia de la gran masa de pacientes que reciben los medicamentos gratuitos de los hospitales y la actitud de un regimiento de zapadores de los agentes de propaganda médica (‘representantes’, creo, para vosotros) que exploraban hasta debajo de las alfombras el ‘curriculum recipis’ de cada uno de los colegas y ay del que osara mancillar el blanco papel de una receta con el nombre de la monodroga sin anotar la sugerencia que ‘nuestro laboratorio ha investigado y desarrollado’ porque era condenado al ostracismo y no luciría jamás pintorescos y coloridos bolígrafos en el bolsillo de su delantal ni recibiría souvenirs del tipo para decorar su consultorio.
Y sí, fauna variopinta esta que se desarrollaba alrededor de los famosos medicamentos genéricos y llegaba, hablando de los médicos, a niveles supremos de patetismo porque la ceftriaxona (genérica) no cura la meningitis como el ACANTEX® (a doble ciego aleatorizado no lo invitaron a la discusión) y entonces o nos compran ACANTEX® o le damos más dosis de la ceftriaxona genérica al paciente (ejemplo paradigmático de medicina defensiva basada en la ignorancia, conocida en nuestro país como ‘porsiacasoterapia’). Que el enalapril genérico es peor antihipertensivo porque no da tos y entonces o nos compra la primera marca, señor/a, o no nos hacemos responsables de su tratamiento, amenaza que (en lo personal) nunca vi llegar a mayores porque una consulta es una consulta (‘cuida los centavos que los pesos se cuidan solos’) y de última mejor que no tenga tos, un problema menos.
Así fue, a grandes rasgos, con los genéricos que gozan hoy de población adepta y detractora en partes más o menos iguales, pero la verdad, la pura y dura verdad, es que no han aparecido datos que vinculen la llegada de los genéricos con un descalabro de los indicadores de mortalidad o morbilidad. De paso, yo también uso genéricos

Un abrazo desde Argentina

Guillermo Sanchez Domenech (www.balerodemedico.wordpress.com)

Rocco dijo...

Pronto se producirá otra crisis económica y para que los sistemas de atención médica sobrevivan será necesario reducir los costos, mientras que reemplazar los medicamentos originales caros por medicamentos genéricos es uno de los pasos que se pueden tomar para lograr el equilibrio financiero. Nos guste o no, los genéricos tienen un futuro brillante. Una cosa importante es asegurarse de que todos los genéricos aprobados sean bioequivalentes a los medicamentos originales.