martes, 21 de diciembre de 2010

SUERTE Y SALUD

Esta es la felicitación que me han mandado que más me ha gustado.



(Me recueda a la ya mítica San Silvestre en Manzanera del año pasado)










Suerte y salud para todos

sábado, 18 de diciembre de 2010

DOCUMENTO DE PROPUESTAS NOGRACIAS: WIKILEAKS SANITARIO

Yo como Talismán en su último disco no puedo separar mi vida personal de la profesional y menos mi actividad como ciudadano. Hoy se ha hecho público un documento que se anuncia en prensa y que es una especie de wikileaks versión verdades incómodas. Son 28 propuestas concretas para intentar revertir esta inercia loca de más gasto en medicamentos=más personas que se sienten enfermas=peores indicadores en salud=gasto público ineficiente y peligroso=sanidad a la mierda=bocazas pidiendo copagos y privatizaciones. En ellas hemos trabajado mucho un grupo de tarados escépticos esperanzados entre los que hay, por cierto, otra momia insigne. Como el resto de las momias nos ha apoyado este tiempo pues utilizo nuestro espacio común para darle más difusión.

lunes, 13 de diciembre de 2010

PERO QUÉ BONITA ES LA NAVIDAD

El colectivo Asociación de Amigos/as Invisibles de España, quiere expresar mediante este Comunicado su más absoluto rechazo a la última medida anticrisis aprobada por el Gobierno de España en el BOE de fecha 13 de Diciembre de 2010 (véase documento)





I. DISPOSICIONES GENERALES

JEFATURA DEL ESTADO

Ley 18/2010 de 13 de Diciembre, por la que se aprueba el texto articulado de la Ley sobre Amigos Invisibles. Aprobado por el Real Decreto Legislativo 222/1970. De 2 de marzo. en materia regeneradora de capital social y familiar como medida adoptada en momentos de crisis, en la que se suprime la figura del amigo/a invisible con lo que las familias ahorrarán entre 100 y 200 euros por miembro de la unidad familiar, lo que llevará consigo que no se note para nada las reducciones salariales de los trabajadores, las congelaciones de las pensiones y la desaparición de las ayudas sociales.

Pocos conocen la problemática real que durante décadas viene castigando a nuestro colectivo. (Véanse algunos ejemplos):
- Ninguno de nosotros/as recibe ningún tipo de ayuda cuando le metemos una cucharilla en el ojo a un hijo nuestro por no saber bien donde tiene la boca.
- Hay ocasiones en que no sabemos si nos acostamos con nuestros maridos, mujeres, parejas, o lo estamos haciendo con las/os de los amigos invisibles de años anteriores.
- Las aseguradoras no cubren nuestros percances porque a la hora de denunciar en los juzgados siempre ponen “denunciante y testigos no presentados”.
- En las listas de espera hospitalarias, en las salas de espera de los centros médicos, en las colas de los supermercados, etc., siempre nos saltan.
- No aparecemos en ningún registro como parejas de hecho o como matrimonios por no vernos (a nuestros testigos tampoco los ven).
- No sabemos si tenemos un hijo o siete porque nunca los hemos visto nacer y aun así no recibimos ayuda alguna por familia numerosa.
- No contamos estadísticamente como pacientes en los pasillos. Mejor dicho, no contamos estadísticamente.
- No podemos hacer llegar nuestros escritos a través de ningún tipo de ventanilla (ni única, ni leches) porque no son leídos.
- A raíz de esta medida publicada por el Gobierno, nuestro colectivo se va por completo a (no) engrosar las listas del paro y aunque también quiten el subsidio por desempleo a nosotros nos afecta poco pues nunca lo hemos podido cobrar. Ni tan siquiera conseguir la cita del INEM.

Por todo esto y mucho más, vamos a realizar una serie de manifestaciones que culminarán con una huelga indefinida de regalos caídos. La primera manifestación tendrá lugar en las sedes principales de los gobiernos de las CCAA un día cualquiera, a una hora cualquiera, (como no se nos ve pues da un poco igual) y te pedimos que acudas en señal de apoyo a este colectivo que lo está pasando tan mal. Puedes también firmar nuestro manifiesto pinchando el Link http://www.estamoshastaloscojonesdeserlosamigos/asinvisibles.com, y si no quieres no lo firmes porque tampoco hemos conseguido que aparezca en la red.
Fdo.Tu ex­-amigo/a Invisible

domingo, 12 de diciembre de 2010

GRACIAS A TOD@S

Tras el concierto del viernes en La Puerta Falsa, GRACIAS: (1) a todos y todas los que nos "abarropasteis"; (2) a Pencho y a toda su gente por su cariño y ayuda; (3) a Asun porque estaba guapísima y se lo merece y (4) a Joaquín Zamora que, generosamente, nos quiso con su cámara..



Estas son algunas de sus caricias
















lunes, 15 de noviembre de 2010

ELLOS vs EL SILENCIO SEPULCRAL






Tengo un sueño frágil que se deshace con el más mínimo sonido. Así es que, en esta nueva casa que prometía el espacio y la comodidad que nuestra familia por fin se pudo permitir después de tantos años ahorrando mi modesto sueldo, apenas descanso. Quizá sea, paradójicamente, porque, como dijo el tipo aquel que nos vendió la casa, “aquí es que hay un silencio sepulcral”, utilizando —y disculpen si con esta queja revelo mi ignorancia en algún terreno de la gestión inmobiliaria— un adjetivo demasiado lúgubre para vender una casa. En cualquier caso, sólo una palabra que nadie tomó en cuenta en aquel momento.

Sin embargo, ahora, como desde hace meses, recuerdo esas palabras. Cada noche.

En medio de ese falso silencio que todo lo amplía puedo oír cada pulsación de mi corazón, el ruido que hacen mis siempre atareadas tripas y la respiración acompasada y profunda de Lola mientras duerme, ella sí, a mi lado. Todos esos sonidos de mi cuerpo que me anuncian que no podré dormir otra noche más, cuando enseguida empiezo a oír los otros, más lejanos, igual de pequeños, igual de incómodos pero que me obligan a levantarme. La casa está en plena ebullición también esta noche. Puedo oír, de nuevo, sus pequeños pasitos, sus pisaditas, su deslizarse.

Puedo oír cómo ellos no dejan de moverse, de ir de aquí para allá, con su extraña y nada pulcra actividad de seres imaginarios.

Supongo que tarde o temprano tendría que pasar. Yo sé que los libros de Cortázar no pueden permanecer demasiado tiempo sin ser leídos, que soportan mal el reposo. Y, en mi descarga debo decir que no los he olvidado, en absoluto. Periódica, irremediablemente, como si me atrajeran con su magnetismo de tinta y de papel, vuelvo a ellos, y cada lectura me parece como si de nuevo, o incluso como si por primera vez. Reconozco que a otros escritores los mantengo en esa misma estantería, junto a él, para cuando ellos o yo, les digo, estemos más preparados, empleando la metáfora —falsa metáfora, lo admito, ahora que no me oyen— del vino. Y espero que ellos lo asuman, disciplinados, engañados como buenos libros que son, intento que acepten un poco más de reposo, que no desesperen, para poder adquirir el aroma adecuado, la suavidad necesaria en el paladar que me permita, más adelante, algún día, apreciarlos mejor. Yo sé que es falso, que no volveré a la mayoría de esos libros. Tal vez porque me defraudaron o porque no supe o porque queda siempre tanto por leer. Pero el libro de Cortázar debía saber que yo siempre volvía y, por tanto, no tendría porqué desfallecer en su espera y provocar todo ese desorden. Ese desorden en el que recae, cada noche, y en el que yo, hoy, de nuevo, dilapido mi insomnio.

Porque hoy los pequeños y húmedos verdes se han comido todos los hojaldres dulces que guardo para las meriendas de los niños y sus miguitas oscuras, como pequeñas costras, aparecen por todas partes, pegajosas, adheridas a las paredes, al espejo del recibidor, al lavabo. Y por supuesto, en el sofá, donde deben haber estado otra vez saltando, dejando los restos de su desbarajuste cronopio perfectamente pegados a la tapicería de tela, como un collage azucarado, tostado, glutinoso, dibujando un mapa dulce, ininteligible, una polinesia hecha de croissants y napolitanas.

— No te preocupes, son lavables —dijo un fama que leía (y corregía al margen con un lápiz) a Savater en el sillón donde yo me suelo sentar por las tardes—. Si quieres enfadarte realmente con ellos, espera a ver lo que han hecho con los restos de sándwiches de queso que se han comido esta noche.

Los erizados cronopios —pude distinguir al menos seis en esa velada — parecían ignorarme, concentrados en su alegre desorden, como el primer día que los vi, como siempre, como si por primera vez. Bailaban catala y tregua en la habitación donde los niños guardan los juguetes y gritaban lo que parecían entusiastas consignas sobre el desarreglo en el que nuestra familia mantiene la casa, sobre la educación laxa de nuestros hijos, sobre nuestra afición por la comida rápida que inundaba el frigorífico. Efectivamente, como había advertido el fama, el suelo de la habitación estaba lleno de restos de sándwich de queso, restos que Dick, nuestra tortuga, merendaba mientras lucía un elegante símbolo ácrata pintado en tiza sobre su caparazón —graffiti de cronopio, seguro, como ayer, cuando le pintaron una S como la del traje de superman—. En cualquier caso, me pareció que Dick estaba encantada, incluso que me miraba y ¿sonreía? mientras caminaba como un elegante camarero antediluviano por en medio del baile verde y húmedo de los otros pequeños, pero imaginarios. A un cronopio con restos de queso en la cara le pregunté por las esperanzas, pero parecía no querer oírme o expresar con su indiferencia que fuera a buscarlas yo mismo. Me señaló su reloj de alcachofa, que había clavado en las rendijas de la rejilla del aire acondicionado y deshojaba cuando se cansaba de bailar catala y tregua y espera, intentando, digo yo, acelerar el tiempo, su tiempo hecho de pasar hojas de alcachofas —aunque también nuestro tiempo parece hecho de pasar páginas— con la intención de bailar de nuevo y siempre y enseguida. El fama, quizá cansado de corregirle la actitud, ahora, en lugar de subrayar, arrancaba las hojas del libro de Savater, y las arrugaba despacio, una a una, con una expresión como de infinito cansancio. Después las tiraba a su alrededor abriendo lentamente la mano y mirándolas durante el breve instante que la hoja arrugada necesitaba para detenerse. Probablemente esperaba que yo —supongo que me consideraba más como a una criada que como al dueño de la casa— fuera a recogerlas más tarde.

Pero, por encima del desorden que ocupaba la casa y que me obligaba a limpiar, a ir y venir y recolocar y buscar, por encima del cansancio que me costaría tanto de nuevo justificar al día siguiente en la oficina, me preocupaba lo que pudiera ocurrir con los niños. No es que me importara que pudieran despertarse y descubrir todo aquel panorama disperso por la casa y asustarse con la imagen de esa especie de fiesta de duendes que teníamos cada noche. Tanto Reyes como Javi tienen un sueño profundo, no suelen despertarse. Quizá Reyes, a veces, todavía para pedir un vaso de agua. Pero ella es perfectamente capaz de pasar al lado de un cronopio y confundirlo con uno de sus peluches, u ofrecerle un poco de agua de su vaso, y saludarlo y decir buenas noches señor cronopio y oír su buenas noches pequeña señora y no recordar nada al día siguiente. Los niños lo confunden todo con sus sueños y luego no recuerdan nada.

Lo que realmente me preocupa es que a algunos de ellos los veo —y son tanto cronopios como famas, nunca esperanzas— subir sigilosos las escaleras que llevan a los dormitorios y entrar en las habitaciones de los niños y asomarse y susurrar en sus oídos. Cuando descubren que los veo sólo apenas interrumpen su labor susurrante y me miran por un momento, serios, como si yo debiera saber que no conviene interrumpirlos en la importante tarea que se llevan entre manos. No sé si solo les arrullan con su murmullo inaudible o si les intentan realmente transmitir algo, algo que Javi y Reyes no recuerdan a la mañana siguiente. Sí, quizá les susurren sueños, o aún peor, quizá sean verdaderos pensamientos, auténticas razones, incluso certezas o falsos recuerdos. Quizá les anticipen el futuro. ¡Quién sabe de qué son capaces! Y me sorprende más por parte de los cronopios, ellos que ni siquiera parecen querer acercarse a sus propios hijos, a los que, de tanto miedo como les tienen, conciben gracias a los famas (son los famas los que fecundan a sus mujeres, aunque luego y como sin querer, los cronopios los educan hasta que acaban pareciéndose tanto a ellos mismos como si verdaderamente fueran sus hijos y no de los famas).

Y esto lo sé, y el libro de Cortázar debería admitirlo y no seguir con este juego de desparramar seres inventados por mi casa, porque lo he leído en sus páginas y lo recuerdo perfectamente. Así que no entiendo esta especie de venganza que surge cada día desde la estantería, con el rastro verde y húmedo que dejan los cronopios cuando salen de entre las Obras Completas, y justo por al lado, por al ladito de Faulkner —que no sé lo que pensará, tan circunspecto como aparece en la foto de la sobrecubierta—. Y tampoco sé si todo este ruido, este ir y venir y bailar y desordenar, sólo pretende entretenerme mientras ellos se dedican a lo esencial: a ese extraño susurrar a los oídos de Javi y Reyes que sonríen sobre su almohada, indiferentes a la verde viscosidad de los cronopios, al entusiasmo de funcionario de los famas. Susurros que después serán cambios sutiles en la imaginación de los niños, que revolotearan como mariposas o duendes y provocarán grandes metamorfosis o quizá nada. Pero eso es lo que me desvela y me hace dar vueltas en la cama, esperando, como cada noche, oír el rumor húmedo de su deslizarse o las advertencias de los famas sobre los peligros de alterar la estantería (que mantienen en un orden preciso, un orden que no es alfabético ni sigue las pautas de colecciones, de editoriales, ni siquiera de colores o de volumen o extensión, pero debe ser, en cualquier caso, un orden, porque ellos lo mantienen a rajatabla).

El caso es que, esta noche, una vez más los oigo y bajo desde mi dormitorio por la escalera donde ya hay un rastro como de hierba aplastada sólo para cerciorarme de que vuelven a estar allí, en el comedor, en la cocina, en la terraza, e intentar que regresen a su hogar de páginas de papel cebolla. Pero, una vez más, sólo consigo pasar el resto de la noche intentando hacer desaparecer los rastros, las migas, las hojas arrugadas, la actividad de todos estos seres que supongo que, en algún momento, han sabido cómo dejar de ser imaginarios o cómo serlo de otra manera y, aunque a veces me dejo llevar y bailo con ellos tregua —intento no hacerlo con los famas, ni siquiera catala, que ya me gusta casi más, porque luego tengo que aguantarles todos esos discursos tan racionales, tan prácticos, que, como les digo aunque se enfaden con ese enfado terrible de los famas, de puro serio no resulta real, o de puro práctico—. El problema es que, mientras me dedico a limpiar los restos de lo que los cronopios comen, los pañuelos con los que se limpian los famas, o intento que ningún cronopio salga herido por su entusiasmo —una noche tuve que bajar a la calle y, en pijama, detener a un coche que estuvo a punto de atropellar a un cronopio que se había caído, ebrio de tregua y catala, por el balcón—, no puedo dejar de ver cómo algunos de ellos suben hacia las habitaciones donde mis hijos duermen y se dedican a seguir con sus consignas, imágenes o versos o lo que sea que les susurren a sus oídos.

Y, ya por la mañana, mientras se comen los cereales —los que los otros dejaron— sin apenas mirarlos, intento ver si Reyes, o quizá haya sido Javi, si ha cambiado algo su actitud, si han sido de alguna forma intoxicados por esos leves rumores que los mecían anoche, y me parece ver, en esa forma tan precisa que tiene Javi de disponer los cubiertos o de escrutar el movimiento de la pulpa en el vaso de zumo de naranja como si en ello radicara el secreto del Universo, si no será que algo de fama se le estará ya manifestando. Pero entonces Reyes, me cuenta la excursión que tiene prevista el colegio para el próximo sábado, con un entusiasmo que hace que las palabras se le atropellen mientras Javi, impasible, la corrige o le apunta una palabra que ella no encuentra o no sirve porque frenaría su exaltación de cronopio. Y luego los dejo en el colegio y ella salta y corre y baila y saluda a las amigas y él repasa su mochila y vuelve a asegurarse de atar sus deportivas antes de entrar y pienso cómo se nos van las cosas de las manos o debería decir, cómo se nos escapan las cosas de los libros.

Más tarde, cuando salgo de la oficina y mi compañero me hace un gesto para que retire unas miguitas de hojaldre que me quedaron prendidas en la corbata y yo, en cambio, tengo un deseo irrefrenable de comprarle un ramo de rosas a mi mujer, dudo. Ni siquiera estoy seguro de ese rastro verde y húmedo que veo a veces por las mañanas como una senda delicada que llega hasta mi dormitorio. Tal vez no sea realmente verde y húmedo o quizá lo imaginé y se trate sólo de regresar, fiel, como cada noche, a las páginas de papel cebolla del libro de Cortázar.

EL VIEJO CRONOPIO Y LOS POETAS NO PROFESIONALES




Hoy he comido con Pepe Momia y me he quedado con su frase: "Es mejor que nos dediquemos a asociaciones de padres y esas cosas civiles porque para hacer arte ya hay otros mejores" (perdona la indiscrección compañero pero es que viene a cuento, nunca mejor dicho).
Estoy leyendo a Julio Cortazar, el gran cronopio (criatura ingenua, idealista, desordenada, sensible y poco convencional -wikipedia dixit-); un librito que he comprado en Argentina en una edición preciosa llamado "La vuelta al día en ochenta mundos" lleno de anécdotas y citas jugosas.




Me quedo con dos párrafos (por ahora). El primero sobre Lester Young: "O para volver a Lester, la vez que un crítico musical tan serio como la señora (antes se había referido a "la seriedad" como esa señora demasiado escuchada) le preguntaba por las profundas razones estéticas que lo habían movido a abandonar la batería por el saxo tenor, y Lester le contestó: La batería tiene un alcance muy limitado. De nada vale que uno se fije en las chicas más bonitas de la platea, puesto que cuando he terminado de desarmarla ya todas me las han levantado" ¡Genial Lester! He aquí la razón de su arte. La profunda.


En una historia más adelante llamada "Del sentimiento de no estar del todo", Cortazar reflexiona sobre el origen de la visión artística y su condición de posibilidad: no renunciar a la visión del niño (justo ésto me había comentado nuestro sabio momiacronopio de la obra de Cortazar) y, continúa, "se manifiesta en el sentimiento de no estar del todo en cualquiera de las estructuras, de las telas que arma la vida y en las que somos a la vez, araña y mosca". Ante este extrañamiento se puede responder de forma "profesional", como el poeta o el filósofo, "una respuesta instrumental, una actitud técnica frente al objeto definido" que hace sentir al "profesional", "más triste y más sabio".
Cortazar, contrapone a esta respuesta melancolizante del artista profesional, y este es el asunto, la respuesta hedonista del amateur: "Estos poetas no profesionales sobrellevan su desplazamiento con mayor naturalidad y menor brillo, y hasta podría decirse que su noción del extrañamiento es lúdica por comparación con la respuesta lírica o trágica del poeta. Mientras éste libra siempre un combate, los extrañados a secas se integran en la excentricidad, hasta un punto en que lo excepcional de esa condición, que suscita el challenge (en negrita en el original) en el poeta o el filósofo, tiende a volverse condición natural del sujeto extrañado, que asi lo ha querido y que por eso ha ajustado su conducta a esa aceptación paulatina"
Pues eso momias, los amateurs como nosotros estamos integrados en una excentricidad lúdica que hemos dejado de interpretar como un desafío lo cual nos hace menos brillantes pero más naturales.
No sé si me entiendo.
Se aceptan interpretaciones.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La cantante que no existe

Sociedad
Hatsune Miku es la suma de un programa informático y un holograma, pero reúne a miles de fans en sus conciertos
13.11.10 - 01:25 - CARLOS BENITO
Hatsune Miku tiene 16 años, mide 1,58, pesa 42 kilos, lleva el pelo de un color entre verde y azul, se peina con dos larguísimas coletas y es una cantante muy popular en Japón, donde congrega a miles de fans en sus conciertos. La edad, la talla y el peso aparecen en su información promocional, pero, en realidad, Hatsune Miku no existe y todos sus seguidores lo saben. O, al menos, no existe como ser humano: en los conciertos es un holograma, una imagen tridimensional que hace lo mismo que las estrellas del pop, pero sin fallos de voz, ni días malos, ni tropezones catastróficos, ni ningún otro de los defectos y miserias que conllevan la carne y el hueso.
Verla en el escenario resulta raro, como si un dibujo animado se hubiese emancipado de la pantalla y hubiese adquirido una engañosa corporeidad, pero lo rarísimo de verdad, lo que pasma al recién llegado a este mundillo, es lo que el holograma tiene delante: esos miles de japoneses que contemplan a su ídolo con devoción, corean sus canciones y sacuden varitas luminosas al ritmo de la música. Los aficionados al rock dirán que esto no es nada nuevo, que el grupo británico Gorillaz lleva años dejando que unos bonitos hologramas den la cara en sus conciertos. Pero no es lo mismo: detrás de los personajes de Gorillaz hay unos intérpretes, mientras que las canciones de Hatsune Miku no las canta... humm... nadie. La coqueta estrella japonesa, cuyo nombre significa algo así como 'el primer sonido del futuro', es un producto de Vocaloid, un software de ordenador creado por Yamaha que 'canta' las partituras y la letra que se le introducen. Un usuario que tenga el programa puede hacerle entonar cualquier cosa: desde aires tradicionales finlandeses -uno de sus grandes éxitos es 'Ievan Polkka', que viene de ese país- hasta sus propias composiciones. Los desarrolladores del estudio Crypton Future Media, padres de Miku, utilizaron como voz original la de una actriz de doblaje, Saki Fujita, y han completado el software con diversos efectos que se pueden aplicar para dar matices a las frases y, en fin, humanizar el estilo.
Hatsune Miku no es el único avatar de Vocaloid -al escribir sobre estas cosas, uno acaba haciendo frases muy raras y le entran ganas de pedir perdón-, sino sólo el más exitoso de una larga nómina en la que aparecen, por ejemplo, los idénticos Rin y Len Kagamine o la operística Prima.

El himno del partido
Pero parece que Miku se ha llevado el gato al agua en este mercado: protagoniza mangas y juegos e incluso ha sido objeto de cierta controversia en el ámbito político, ya que el Partido Democrático japonés quiso utilizar su imagen en las elecciones de julio, con la intención de ganarse a los votantes más jóvenes. No obtuvo el permiso, pero sí se sirvió del programa informático para que Hatsune Miku cantase su himno, si bien tenía prohibido decir públicamente que se trataba de ella: cuando uno atraviesa la puerta hacia este universo de apariencias y entes virtuales, es como si las nociones tradicionales de identidad se disolviesen.
Si uno busca 'Hatsune Miku' en YouTube, le saldrán 115.000 vídeos. Y, si opta por 'Miku Hatsune', que sería la versión occidentalizada, se encontrará con 99.000. Algunos de ellos superan los dos millones de reproducciones. Es una cantidad inabarcable de material, que la creatividad de los fans/usuarios renueva día a día, y en ese saco sin fondo caben duetos con otros 'vocaloids' o versiones de los Beatles, aunque lo más convincente son sus temas en directo, donde está acompañada por una banda de rock formada por seres humanos. Habrá quien vea en todo esto la degeneración definitiva de la música popular, un paso más allá de esos macroconciertos de grandes figuras que son pura acumulación de poses, efectos especiales y sonidos pregrabados. Pero a esos desencantados de la industria les queda un último escalofrío: evidentemente, la tecnología permite ya que Michael Jackson y demás estrellas rentables sigan editando discos y actuando en directo después de muertos. Incluso pueden protagonizar dúos y tríos holográficos. Y siempre abarrotarán los estadios, porque los espacios libres de público también se podrán llenar con entusiastas hologramas.

http://www.youtube.com/watch?v=DTXO7KGHtjI&feature=player_embedded

martes, 9 de noviembre de 2010

Talento 'beatle' contra las enfermedades olvidadas

Sociedad
Médicos Sin Fronteras recluta a 58 artistas para versionar temas de la banda de Liverpool en un triple disco solidario
09.11.10 - 00:42 -MIGUEL LORENCI


La banda de Liverpool, en su época dorada. :: EFE


Un total de 58 artistas -de muy distintos registros y en su mayoría españoles- aceptaron la invitación de Médicos Sin Fronteras (MSF) para casar su talento con el de los Beatles y ponerlo a disposición de los más desheredados. Se trataba de versionar un tema del mítico cuarteto de Liverpool para registrarlo en un disco solidario que está a la venta a partir de hoy. Los fondos que recauden se destinarán a combatir las enfermedades olvidadas en los países más pobres del globo, rincones remotos donde la malaria, la tuberculosis o el mal de Chagas se cobran una vida cada pocos segundos. Además de recaudar fondos este 'Homenaje aniversario. 50 the Beatles' (Pop Up Música) celebra el primer medio siglo de la formación británica. Unos escarabajos que revolucionaron el planeta de la música y que treinta años después de su disolución siguen en la primera línea de la actualidad musical.
La propia Yoko Ono, la viuda de John Lennon, se prestó a colaborar con esta iniciativa grabando su versión de 'Give peace a chance'. El disco incluye también la primera grabación de Julia Baird, la hermanastra de Lennon, que recita un tema -'Isolation'- junto a grupo gallego Om/Of y de los míticos Quarryman, el grupo en el que militaron Lennon, McArtney y Harrison antes de crear The Beatles y que interpretan 'Lost John'.
Entre los casi sesenta músicos que han prestado desinteresadamente su colaboración veteranos como Miguel Ros, Andrés Calamaro, Coque Malla, Coti, Medina Azhara, Ilegales, Manolo Tena, Xoel López, y Javier Gurruchaga, grupos como Milladorio, Los Mustang y Teté y los Ciclones y jóvenes como Lara.
El ginecólogo y 'beatelmaniaco' gallego José María Ríos, alma e impulsor de 'Acordes por la Paz', ha levantado a pulso este proyecto que ha necesitado dos años de intenso trabajo. Su primer paso fue contactar con Yoko Ono. En 24 horas tuvo una respuesta positiva a su correo electrónico y en 15 días el papeleo y los permisos resueltos.
Hoy estarán en el mercado las primeras 5.000 copias del triple disco, que con un precio por debajo de los 20 euros se podrá adquirir en los canales habituales y a través de internet mediante las páginas popupmusica.com y acordesporlapaz.org.
El disco se presentó el pasado jueves en la Casa de Galicia de Madrid, en un acto al que se sumaron además de la hermana de John Lennon, Teté Delgado y Jorge Martinez -voces de Los Ciclones y Los Ilegales-, y Lara, joven valor de nuestra música que puso el alma en la interpretación de temas como 'Let it be' o 'Ticket to ride. «Uno no se puede quejar constantemente a todas horas de cómo van las cosas en el mundo y no hacer nada al respecto», dijo Jorge 'ilegal' para justificar su participación.
Julia Baird, psicóloga y residente en Liverpool, no quiso explotar la memoria de su hermano. «No vengo aquí bajo el paraguas de John. Tengo mi trabajo, mi familia y mi propia vida y la pongo a disposición de esos pequeños que son víctimas en todo el mudo de enfermedades como la malaria, el sida, el cáncer o los tumores, que se cobra vidas cada segundo y para los que necesitamos cada vez más fondos, ya que la crisis hace que el olvido sea una amenaza creciente».
Susana Oñoro, de la sección española de MSF, recordó que la malaria mata a un niño cada cuatro segundos y afecta a más de 250 millones de seres humanos; como la tuberculosis se sigue diagnosticando con la misa prueba que hace 120 años o como el mal de Chagas y o la enfemedad del sueño hacen estragos en extensas regiones de América y África.
Presente en 65 países y con tres millones y medio de socios y colaboradores, Médicos Sin Fronteras se creó en Francia en 1971 por un grupo de profesionales de la medicina y la información. La organización cuenta hoy con más de 20.000 profesionales entre médicos, enfermeros, logistas, administradores y conductores. En 1999 fue distinguida con el Premio Nobel de la Paz.

domingo, 7 de noviembre de 2010

VISIÓN ARGÉNTICA II

Tras el primer post, me siento en la obligación de hacer un segundo para intentar definir más mi posición. La educación española es una de las peores de la OCDE, sobre todo en esa fase tan difícil pero importante para el futuro desempeño de las personas que es la ESO (ver comentario al último Informe Pisa)

Creo que la educación necesita un cambio (es una opinión lega basada en algunos datos y en opiniones escuchadas de personas más conocedoras y que respeto) semejante, quizá, al que tuvo la sanidad española durante la década de los 80 y 90 cuando, gracias a la voluntad política, la inversión pública y el apoyo de un sector importante profesional, se pusieron los cimientos del actual, exitoso, e imperfecto Sistema Nacional de Salud.

Nuestro sistema está abocado a la quiebra más estrepitosa debido, en parte, a la persistencia de las políticas que lo llevaron al éxito: accesibilidad y cartera de servicio. Todo "a pijo sacao". Ver escenarios "optimistas del déficit sanitario.





Tenemos el sistema de salud más accesible del mundo (la tabla de abajo es espectacular) y una de las poblaciones con mejores indicadores en salud (los indicadores solo indican y perdonad la perogrullada, pero al menos son comparables y la evidencia nos dice que si la esperanza de vida aumenta, en general, es porque las personas están más sanas).







En lógica con la alta accesibilidad pero paradójico si consideramos su estado de salud, tenemos unos ciudadanos hiperdemandantes






... y bastante insatisfechos con sus salud percibida.




Máxima accesibilidad=máxima demanda; mínima contención=mínima satisfacción.. y todo independientemente de que objetivamente el estado de salud es bueno (es como lo de los niños mimados).

Es cierto que este comportamiento infantilizado en términos de salud está fomentado (provocado en primer término) por otras fuerzas a las que les interesa tener ciudadanos muy demandantes y que se sienten muy enfermos como son el propio lobby profesional (salvo honrosas excepciones), el avance del conocimiento (cada vez más hiperespecializado, atomizado y con un impacto en la salud global menor) y la industria farmacéutica (experta en inventarse enfermedades o vender milagros tecnológicos)


Si además consideramos que, en realidad, la inversión en el sistema de salud como mucho aportaría un 10% de la salud de las poblaciones (aunque se lleva el 90% de los presupuestos) pues creo que es para ser excéptico sobre los beneficios que una mayor invesión en sanidad puede suponer para los ciudadanos.


Mi humilde opinión es que no hay que invertir más en sanidad (claramente en una situación de rendimientos decrecientes; hemos superado la fase salubrista y la sanitaria) sino gastar lo que ya gastamos en sanidad mejor (por cierto, no estoy seguro que tan lejos comparativamente de otros paises: es difícil comparar con sistemas con otra organización, por ejemplo el francés o el alemán, basados en seguridad social, más caros de por sí). Habrá otro post con algunas propuestas sobre cómo gastar mejor.


Y la idea es dejar de gastar en sanidad para tener pasta y gastar en otros ámbitos que también proporcionan salud (fase social de las reformas de los sistemas de salud): las poblaciones más educadas son las más sanas (la tabla del primer post se veía muy mal pero en ella se evidenciaba cómo aumentaba la percepción sobre su salud proporcionalmente al nivel de educación y ello en población no trabajadora, bachillerato y universidad); poblaciones con mejores condiciones en la vivienda, son más sanas; poblaciones con cabezas de familia trabajando, son más sanas; poblaciones con más estímulo para ir al trabajo en bicicleta o caminando, son más sanas; poblaciones con un medio ambiente menos contaminado, son más sanas.

Y además, también produce salud, que haya menos economía sumergida, menos fraude fiscal y, menos corrupción política (nos quitan muchos recursos estos hijos de puta)

Y también produce salud que haya más transparencia y más participación democrática. Y más debates públicos que como este vaya aportando argumentos desde posiciones distintas pero que coinciden en sus fines.

En cualquier caso, gracias por tolerarme y perdonad estas disgresiones que, en en el fondo, al que le vienen bien es a mí.

Besos desde Buenos Aires. Aquí son las 6 de la mañana (puto jet lag)

viernes, 5 de noviembre de 2010

LA MOMIA EN VIVO (adviértase la sutil paradoja)



Buenas, amables seguidores.

El cercano VIERNES 10 DE DICIEMBRE sobre las 23.30 aprox. nos volvemos a presentar ante nuestro exigente y entregado público en la Puerta Falsa que, por si no lo sabíais, tiene nueva y flamante gerencia. Podéis visitarla virtualmente aquí, pero, en cualquier caso, no dejéis de ir personalmente: la reforma ha puesto el local muy en forma (en aspecto y programación musical) y en la barra los gin-tonics son de primera especial.

Nosotros, como siempre, intentaremos hundir la fama de tan prestigioso local con nuestros berridos y obsesiones. Sólo os podemos prometer que le pondremos la habitual intensidad e intención y que seguimos ensayando para que al final parezcamos un verdadero grupo de música. No será lo de Drexler de anoche en el Auditorio pero todo se andará.

Para los habituales, no os desaniméis: habrá temas nuevos (estamos preparando el tercer disco) y versiones renovadas de nuestros clásicos.

Así que allí os esperamos.

martes, 2 de noviembre de 2010

LA VISIÓN ARGÉNTICA

Este viernes nos vamos con Blas a Argentina. Me han invitado a hablar en Rosario sobre el Sistema Sanitario Español y los retos (y soluciones) ante la crisis económica. Además me han pedido que exponga algún modelo organizativo sanitario de éxito.


Estas semanas he estado actualizando las macrocifras de nuestro sistema de salud, calificado recientemente por la revista Newsweek como el tercero mejor del mundo (España es el 21 mejor país para vivir). En ese ranking se valora, además del sistema de salud, el ambiente político, económico, la calidad de vida y la educación. En este último apartado, España aparece en un lamentable puesto 32. ¡La novena o décima potencia del mundo es la 32 es calidad educativa! Este dato me pareció espantoso pero corroboraba una de las conclusiones (la principal) que he sacado gracias al estudio al que me ha obligado la amable invitación de mis amigos argentinos: el gasto del sistema sanitario español, con un déficit este año aproximadamente del 25% de su presupuesto, es el principal enemigo de nuestro sistema educativo. Dicho de otra manera: el coste del Sistema Nacional de Salud impide aumentar la inversión en educación, en la atualidad, para mí, el principal reto de este proyecto colectivo que llamamos España.


Me explico. Cuando repasas las distintas fases por las que pasan las reformas de los Sistemas de Salud, se pueden señalar tres: la salubrista (la mejora de la salud es dependiente de la inversión en aspectos básicos de higiene como la potabilización del agua, el control de las aguas residuales o en la atención preventiva que suponen las vacunaciones poblacionales). Nosotros superamos esta fase en la segunda mitad del pasado siglo y, en gran medida, esta reforma salubrista es la que más incide en la disminución de las tasas de años potenciales de vida perdidos o mejora la esperanza de vida. La siguiente fase es la llamada sanitaria y se relaciona con el desarrollo de los sistemas sanitarios propiamente dicho. Esta fase es en la que nos encontramos; es la fase en la que nos ha pillado la crisis económica mundial.


Como es bien sabido, la inversión en la fase sanitaria tiende, a partir de cierto nivel, a tener un rendimiento marginal decreciente, es decir, por más dinero que se invierta no van a mejorar los resultados, e incluso, pueden empeorar porque comienzan a realizarse intervenciones superfluas que conllevan efectos adversos (ver gráfico debajo). España tiene los mejores macroindicadores del mundo en cuanto a salud: mayor esperanza de vida, menos años potenciales perdidos, menor mortalidad infantil, etc... Es posible, por tanto, que la fase de desarrollo de nuestro sistema de salud se encuentre ya en nuestro país en un nivel de inversión con un rendimiento marginal decreciente.








La siguiente fase es la llamada social. Esta fase implica que una mejora de la salud en una población ya no depende ni de las condiciones de higiene, ni de la inversión en el sistema sanitario sino de la mejora en otras condiciones sociales como el empleo, la seguridad, las desigualdades o el nivel educativo. Lamentablemente, invertimos el 90% del presupueto dedicado a políticas de salud en el sistema sanitario y tan solo el 10% en la mejora de otras condiciones sociales, también fundamentales para la mejora de la salud de un país.








Bien. Mi hipótesis es que la mejora potencial de los indicadores en salud en nuestro país ya no depende de un incremento en la inversión en sanidad, probablemente en la parte alta de la curva de rendimiento decreciente, sino de un incremento en la inversión en nuestro sistema educativo público. La última imagen demuestra como la salud percibida por los ciudadanos es directamente proporcional a su nivel educativo.





Pues eso ¿Cómo lo hacemos? Ese será otro post. Por ahora, esta es mi visión argéntica y también mi desesperanza aúrica porque con los políticos que tenemos no llegaremos muy lejos en este camino








lunes, 11 de octubre de 2010

Muere a los 70 años Solomon Burke, uno de los grandes pioneros del 'soul'

El cantante estadounidense Solomon Burke, durante una actuación. /Archivo
luto en el mundo de la música
10.10 - 15:15 -AGENCIAS NUEVA YORK

Se movió a la sombra de gigantes como Ray Charles, pero su legado fue esencial para el rock
Su tema 'Everybody needs somebody to love' fue versionada por los Rolling Stones
Cantaba desde un trono dorado, incapaz de moverse por su enorme figura

El cantante estadounidense Solomon Burke, una de las últimas grandes leyendas del 'soul', ha fallecido este domingo a los 70 años en el aeropuerto de Amsterdam por causas todavía no anunciadas, según informan los medios holandeses.
El autoproclamado 'Rey del Rock & Soul' fue nominado al Rock & Roll Hall of Fame en 2001 como reconocimiento a una larga trayectoria nunca del todo valorada por el gran público, a pesar de haber desarrollado su carrera para Atlantic, uno de los grandes sellos del género.
Burke (Philadelphia, 1940), que jamás consiguió colocar un sólo single entre el Top 20, siempre se movió a la sombra de otros gigantes, como Ray Charles, Ben E. King o Wilson Pickett, pero su legado fue esencial para el desarrollo del rock, en especial su canción más importante, Everybody needs somebody to love, objeto de una versión por unos jovencísimos Rolling Stones.

21 hijos y 90 nietos
Precisamente tras su nominación al Hall of Fame, su carrera recibió un necesario impulso que acercó su nombre a las nuevas generaciones con el disco Don't Give Up on Me, que contó con un extraordinario de letristas y grandes fans, como Bob Dylan, Tom Waits, Van Morrison, Elvis Costello, Brian Wilson o Nick Lowe. El disco se alzó con el Grammy al mejor álbum de blues contemporáneo en la ceremonia de 2003.
Burke, considerado en su día por el productor de Atlantic, Jerry Wexler, como el "cantante de soul más grande de todos los tiempos", siguió girando por todo el mundo hasta su muerte, dirigiéndose al público desde un trono dorado especialmente hecho para él, incapaz de moverse por el escenario debido a su enorme figura.
"Mientras me quede aliento para seguir cantando, lo haré, con la ayuda de Dios", declaró a una entrevista al diario británico The Telegraph. A Burke le sobreviven 21 hijos y 90 nietos, según informa la cadena estadounidense CNN
.

sábado, 9 de octubre de 2010

Pop-fiction (8): I will not go



I will not go.

Prefer a Feast of Friends.

Jim Morrison.



Pamela no era capaz de ofrecer una explicación coherente, el relato de un recuerdo: sólo pequeños fragmentos, detalles, un esbozo lleno de tachones. Pero ellos seguían insistiendo como si en su tediosa tarea de juntar pequeñas piezas que no encajan con las demás,como si coleccionando cada vez más piezas, un fragmento nuevo, brillante y distinto después de cada pregunta, pudieran reconstruir un puzzle del que no conocían la imagen final. Y la respuesta final no se parecerá a la verdad pero ¿qué importa? Si las puertas de la percepción fueran depuradas...


De la respuesta que esperan sólo aparece la bruma de una noche extraña y un cuerpo recién afeitado, inmóvil, en una bañera. ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo? Establecer una secuencia de acontecimientos, un relato, cualquier cosa que se lleve bien con las palabras entonces o luego o después de aquello. Pero para Pamela todo eso era excesivamente fatigoso, inalcanzable. Ella llevaba años sin saber exactamente lo que sucedía. En ningún momento. Las mezclas de heroína, peyote y cocaína lograban que todo pareciera el mismo momento o cada vez uno distinto o ninguno en absoluto. Cualquier sueño ahora sería bienvenido, cualquier sueño sería más coherente que todo lo demás.


Pero ahora, esta semana, ayer y mañana, en el 17 de la Rue Beautreillis, dormir resulta demasiado caro y soñar ya es imposible.


Ahora, que en realidad es ya siempre después, el primer minuto, la primera hora después del acontecimiento sobre el que todo parecía girar, ahora estaba ahí ese doctor y la gente, siempre hay demasiada gente, la gente recopilando cada vez más detalles: la muerte necesita testigos, notarios fieles. La muerte son certificados, atestados, testamentos, frases hechas, tópicos para duelos, plañideras. No basta la muerte íntima, carecería de sentido. La muerte es una criatura exhibicionista que se quiere hacer notar. Necesita espectadores.


La gente, todos ellos, ¿quiénes eran algunos de ellos?¿quién los había llamado? Ella no recordaba haber llamado a nadie. Parecían comportarse como en esas películas antiguas en las que la corte del rey que agoniza espera el momento exacto, el desenlace, el final de la obra que todos necesitan para que todo vuelta a empezar. Que el rey muera para que surja un nuevo rey. Y mientras tanto quizá podamos sacar algo de todo esto. Jim ha muerto, viva el rey. Todo sigue en esa infinita cinta de Möebius atestada de gente muriendo y naciendo y contemplando a los demás. Pero el momento, el espectáculo, ya ha pasado y ya no hay nada por lo que esperar. Ahora es el tiempo de creer que lo que ha ocurrido es real. La muerte es una certeza, nuestra Gran Verdad. Aunque el proceso cambia, cada vez. Ellos quieren saber: el proceso es muy importante, de algún modo, para toda esta gente. Debe completarse una narración adecuada, aunque los detalles se les desmoronan como madera carcomida entre sus manos húmedas. Es tiempo para comenzar la Nueva Fe, ellos necesitan otra dosis para los creyentes. La gente cree o no cree y la gente no lo iba a creer tan fácilmente. Esto no. No otra historia como las demás. ¿Qué vamos a inventar?


A Pamela la interrogaban, insistentes, querían todo eso que ella no podía recordar ¿Dónde se había ido todo aquello? Se supone que ella había estado allí, dondequiera que fuera, todo el tiempo, desde la tarde anterior o todo la noche, tal vez varios días de juerga, acompañando a Jim. Pero algo, en algún momento, se había perdido en un lugar vagamente violeta de su cerebro. Con esfuerzo parecía que llegaban algunas visiones, escenas, flashes de luces del club nocturno, ecos con la melodía de The End. Pero quizá no fue en el club nocturno, quizá fue en casa, entre todos aquellos vinilos oscuros siempre por el suelo, Jim pedía uno nuevo a la tienda cada vez que alguno se estropeaba con un golpe, una aguja en mal estado o si la raya de cocaína acababa anegando los invisibles microsurcos por donde su antigua voz del joven que aún era se arrastraba. La luces parpadeantes, las luces que Pamela entresacaba de su recuerdo imposible para alimentar la necesidad de toda esa gente, los detalles que todos seguían pidiendo... también podían ser los flashes del fluorescente del baño, ese tubo que perdió la determinación de iluminar, ese tubo que iba a seguir siempre con esa aleatoria intermitencia. O el reflejo del parpadeo de las luces de neón del club al otro lado de la calle, colándose por la ventana. Ellos parecían impacientarse. Puede que los flashes existieran sólo en su cerebro, leves descargas de energía de las neuronas tratando de conectar adecuadamente entre alucinación y despegue, entre orgasmos y vómitos y nuevos despegues y aterrizajes y vuelta a empezar.


Jim había sangrado. Eso estaba claro. La visión de la sangre resiste el efecto de cualquier droga. El rojo brillante de la sangre oxigenada. El rojo de los semáforos, de las banderas, el rojo del cuero de los asientos de un descapotable también rojo ¿por qué no?, el rojo brillante del hilo que salía por la nariz de Jim y llegaba, lentamente hasta el agua de la bañera, donde se diluía como un río deshaciéndose en un barro rosado que envolvía su pecho. Del color del sol después de cabalgar sobre la tormenta.


No, no lo van a creer. Así no. No creerán otra historia más de estrella del rock arrasada por la fama y las drogas. Esa historia ya se ha contado, ya la hemos oído. Es como si otro tipo anduviera sobre las aguas, otra perrita enviada al espacio, Alejandro conquistando, de nuevo, Asia: eso ya no vale, ya lo contaron otros. No importa si sucedió o no, pero ya ha sido contado. Necesitamos más. Quizá él predijo su muerte. No hablamos de que la planeara: la predijo. Eso podría funcionar. O quizá la simuló, seguirá siempre por ahí, pequeñas apariciones, pistas más o menos inconexas. No, eso ya se ha intentado y al final te acaban pillando. Aunque de momento dejaremos las tarjetas del banco en paz, que algunas cosas sigan moviéndose.


La gente inventará todo tipo de cosas. Es inevitable. También Jim se ha pasado la vida inventando mil historias, emborrachándose de metáforas e invitando a todos a ese licor adictivo, intoxicando mentes demasiado vulnerables con frases complicadas, adjetivos inadecuados, palabras como balas directas a la frente, entre los ojos. Toneladas de sinsentido para que todos crean oír otro Evangelio, la penúltima revelación, la nueva y definitiva Inspiración. Ahora serán, en cambio, otros cuentos, otras mentiras, rumores que nadie sabe quién inventó, como un chiste sin ninguna gracia, leyendas que rellenarán poco a poco todos los huecos, los espacios, hasta los más estúpidos. Ahora la Nueva Iglesia de Jim inventará milagros y acumulará reliquias y viejas historias tan falsas como creíbles. ¿Por qué se había afeitado esa noche antes de meterse en la bañera? ¿Había visitado realmente el cementerio de Père Lachase unos días antes de morir? ¿Había escogido el lugar donde quería ser enterrado? ¿Qué música escuchaba antes de morirse? ¿Cuál fue la última sustancia? ¿Realmente tenía fobia a las agujas? ¿Un yonqui con fobia a las agujas?


El doctor Vasille, Jaques, Agnes... todos dicen que está muerto. Ésa es La Verdad ahora. Anoche o ayer o luego estás escribiendo algo, leyendo a Baudelaire en una voz tan atronadora como confusa y después, pero quizá ya o aún siempre, estás muerto. Su poesía descarta el suicidio. Aunque también su poesía descarta la autocomplacencia, la indulgencia o la hipocresía y todos siguen ahí, haciendo cola, esperando el turno para preguntar. Ahí están todos. La muerte los ha llamado. Ellos dicen que ha muerto, otra vez, necesitan decirlo muchas veces, como un salmo, un estribillo, para creerlo. Es el fin. Su único amigo. Su demonio. Un bello final. El final de la risa y las suaves mentiras, el final de las noches en las que intentábamos morir.


Morir es dejar de morirse y, al fin, cada cual es su propio demonio.

sábado, 2 de octubre de 2010

Pop-Fiction (7): ¿Gatitos o Iguanas?






- ¿James? ¿Eres tú?
- Sí tio, sí. Pero llámame Iggy, como los demás. Nunca se sabe, cualquiera podría estar escuchando.
- ¿Paranoia, Iggy? ¿Otra vez?
- No tio, nada de eso. Estoy limpio. No te lo vas a creer.

Cuando James, es decir, Iggy, perdón, utilizaba esas seis palabras es que algo realmente muy grave había sucedido o, lo que era todavía peor, estaba a punto de suceder. Estaba la vez del atraco al banco “con unos amigos que tienen acceso a una farlopa de primera, fantástica, no te lo vas a creer”, la amenaza de salto desde el edificio Chrysler porque “tío, no te lo vas a creer, Jenny dice que si ella y yo llegamos vivos al suelo nuestro amor será eterno” o aquélla vez de “no te lo vas a creer, estoy en una comisaría entre la 5ª y ¿Hampton?, espera, lo pregunto... sí... y dice este pollo vestido de azul que no estoy en condiciones de conducir... un camión de la basura... si no pasa de 30 millas la hora y el calvo que lo conducía nos lo ha dejado encantado ¡será capullo!”.

- Bueno, Iggy ¿qué pasa? ¿A qué peligro real o tal vez y afortunadamente sólo imaginario nos enfrentamos esta vez?
- Es horrible, tío... mi gata... Nancy
- ¿Nancy?
- Sí, tio, mi gata, se llama Nancy, ya sabes, por la novia de Sid... joder, Brian... hay que decírtelo todo.
- No seas así, Iggy. Por cierto, ya sabes que odio que me llames Brian... me llamo Marilyn, ¡Marylin! O, si prefieres, Mr Manson. Y lo mio es más el satanismo que el punk. Así que la primera Nancy que me viene a la cabeza es la hija de Sinatra.
- Y eso sí es demoniaco ¿eh Marylin?.
- No seas malo.


Siempre era igual con Iggy. Las cosas parecían trascendentales, oceánicas, inmanejables, hasta que se salía como si nada del asunto, alguna palabra hacía clic en su cerebro y se olvidaba incluso de cómo había empezado la conversación o de por qué te había llamado. Ahora Sinatra era lo que había hecho clic y se le había ido el hilo. Había que reconducir el tema o la llamada no acabaría nunca.

- ¿Qué le pasa a Nancy, Iggy? Dispara, no tengo todo el día. Hoy vienen de Rolling Stone y aún voy por la primera capa de maquillaje.
- Ha tenido gatitos, Marylin. Cuatro gatitos. Uno blanco, con el pelo como de algodón y tres atigrados, como ella... ¿Primera capa de maquillaje?
- Sí, a tí tampoco te vendría mal. ¿Y qué pasa con los gatos, Iggy?
- Ha tenido que ser Elvis, el hijoputa del gato persa del vecino.
- Elvis, siempre Elvis. ¿Cuándo nos libraremos de esa maldición? Por cierto ¿es que hay gatos persas en Florida? Aquí en California se mueren de calor. Yo creo que el siamés se adapta mejor, por lo del pelo más corto y...
- Joder, Marylin, esto es importante. Te estoy diciendo que he sido abuelo de cuatro gatitos...
- ¿Son todos machos?
- ¡Y yo qué se! ¡Coño! ¡Joder, Marylin!


Como otras veces, como en otras crisis, a mitad de cuestión, colgó. A su manera. A la manera de La Iguana de colgar. Esta vez no se oyó el golpe del móvil al estrellarse contra la pared o el suelo. Quién sabe. Quizá lo habría tirado a la piscina. Volvería a llamar. Por algún motivo Iggy confiaba en Marylin. Solía presumir de ser amigo suyo y de que era el único que había pronunciado alguna palabra sensata en aquella película de Michael Moore aunque, en el fondo, el argumento de aquella entrevista ya se lo había oído antes en una de tantas conversaciones de madrugada. El teléfono de Marylin volvió a sonar agitado por otra imperceptible señal que viajaba de nuevo de costa a costa.

- ¿Marylin? ¿Podemos hablar? Ya tengo otro teléfono.
- Claro Iggy, tío. Me decías que habías sido abuelo.
- Bueno, el caso es que, ya sabes, yo no puedo hacerme cargo de los gatitos. Se lo he dicho al joputa del vecino y él asegura que no tiene nada que ver.
- Bueno, es difícil controlar a un gato. Y más si se llama Elvis.
- Yo creo que el cabrón se reía cuando pasé a pedirle explicaciones.
- ¿El vecino?
- No, el gato. Creo que Elvis se reía de mi. Él sabía seguro que era el padre. Tiene esa mirada... como Garfield, ¿sabes?
- Ya.
- Bueno, el caso es que no sé cómo deshacerme de los gatitos...
- ¡Eh! ¡Ni se te ocurra! ¡Ni siquiera has llegado a pensarlo! Vivo muy lejos. No soportarían el viaje. Además, ¡soy alérgico!
- Tú eres satánico, no alérgico...
- Que sí tio, en serio. Yo no puedo. No puedo hacerme cargo.
- ¿Y qué quieres que haga? Los he intentado colocar a la gente del servicio, a mis guardaespaldas, a los demás de Stooges, incluso he llamado a Bill Wyman. También lo he intentado con la última furcia que contraté, que parecía muy sensible. Nada. ¡1900 dólares y nada! ¡No se llevó ni a uno, la tía puta!
- No sé... la gente...
- Sí, ya sé: la gente los mata. Sin piedad. Los mete en un saco y los tira al río. Los golpean y los tiran en un contenedor de basura. O los abandonan en el arcén de la interestatal para que los trailers los conviertan en sellos con la cara de un Elvis peludo.
- O los llevan al veterinario, Iggy. Se puede ser más civilizado.
- Sí, como el corredor de la muerte. Una inyección letal... Pero no puedo, tío, no puedo. Esto es más fuerte que yo.
- Joder Iggy. Has pasado por muchas cosas. Esto no va a acabar contigo.
- No, en serio. Imposible, Marylin. No puedo hacerlo. Yo no. He pensado que tú, que le das a los ritos satánicos y todo eso. Te pagaría el viaje hasta aquí... tú ¿podrías?
- Ni pensarlo. De ninguna manera. Lo mio es maquillaje, joder. No soy un asesino. ¿Quíen coño te crees que soy?
- No, Marylin, lo siento, en serio... no pretendía decir que...
- ¿Serás...? ¿Te crees que porque me pongo lentillas blancas o hablo en falsas lenguas muertas en el escenario me voy a cargar a tus gatitos, a los hijos de Nancy Sinatra?
- No es Nancy Sinatra, tío, es Nancy Spungen, la novia de Sid Vicious, ya te lo he dicho.
- Lo que sea, joder, Iggy, como se llame su madre... No pienso hacerlo.

Dos noches después Iggy tocaba en la gala inaugural de la Rock Hall of Fame. Cuando comenzaban los primeros acordes del “We are all gonna die”, la canción que había compuesto para el último disco de Slash, se acordó de los dos gatitos que quedaban en casa, al cuidado de Nancy. Echaría de menos a los otros dos gatos atigrados. Bueno, Nancy no parecía habérselo tomado mal. Pero no era posible quedarse con todos, ni matarlos a todos. Sí, we are all gonna die, así es. Una certeza incuestionable. Pero por lo menos dos de ellos seguían allí. Con él. Con Nancy. En el lugar al que pertenecían. Y Marylin cuidaría bien de los otros dos. Por supuesto, era un buen tío Marylin, detrás de todo ese maquillaje. Cómo se había enrrollao, el tío. El SMS que le envió decía que estaba encantado con ellas (finalmente eran gatitas) y que, como no podía distinguirlas, les había puesto Absenta y Heroína. Unas auténticas monadas, decía el bueno de Manson.

“Buena gente, Marylin y Rachel, la chica nueva. Satanistas, pero, después de todo, buena gente. Pero mañana mismo castro al cabrón de Elvis, con la cuerda de esta misma guitarra” , pensó Iggy mientras la multitid coreaba “¡We are all gonna die! / So let's get high / ¡We are all gonna die! / So let's be nice”

¿Y ahora qué? Ahora vamos a por “I wanna be your dog”, por supuesto.





viernes, 1 de octubre de 2010

Día mundial de los cuidados paliativos.


El próximo viernes día 8 de octubre es el día mundial de los Cuidados Paliativos. Con este motivo han sido organizados una serie de actos en la Plaza de la Catedral de Murcia (cardenal Belluga) a partir de las 12.30 de la mañana.





La Momia que Habla ofrecerá un (breve) concierto en la carpa que se instalará en la plaza.


Lo de menos es el concierto. Lo importante es apoyar todos con nuestra presencia a la gente que se está currando esta atención sanitaria tan básica, muchas veces relegada por la fascinación de la tecnología salvadora de vidas.


Os esperamos.


Aquí tenéis la presentación del acto:


bolo paliativos (2010)


miércoles, 29 de septiembre de 2010

El momiblog, nuevo curso



Bueno amigos (como dice siempre el presentador del festival de Jazz de San Javier antes de cada actuación; llevamos así como trece ediciones), empieza otro nuevo curso Momia. Para abrir boca hemos actualizado un poco el diseño de la página. Sin grandes alardes: plantilla prediseñada de Blogger y mucho blanco para que se vea bien la foto del último disco. Hemos añadido, tras los enlaces de las páginas que seguimos, un contador mensual de visitas (así da la impresión de estar un poco menos solos) y una presentación con fotos de nuestras actuaciones y otras miserias (y sí, vamos envejeciendo: las Momias no tienen muchas alternativas, pese al embalsamamiento que es propio de nuestra condición).

Desde aquí iremos dando cuenta de las novedades del grupo para el año, noticias musicales, y librescas varias, comentarios de conciertos de amigos y admirados y, de vez en cuando, algo de momia-ficción de relleno.

La verdad es que, como a todo bloggero, de vez en cuando me entra la tentación de cerrar la tienda, persianazo y tal (hoy muy a cuento con eso de la huelga-llamemos-general), pero, en fin, somos muchos los contribuyentes potenciales y está bien tener un espacio para ir generando debate (¿o mejor, alguna vez, dewater?).

Pero esto de la web 2.0 se alimenta de interactividad. De nada sirve el delirio bloggero-onanista sin un poco de marcha, o sea comentarios, referencias cruzadas, enlaces, recomendaciones, etc. Así que, si alguien quiere hacer cualquier comentario, incluso abiertamente crítico con nuestra posición, formas, formato, temas, arreglos, armonías, fascismos o desatinos varios, por favor, que no se corte. Mis disculpas por cualquier malentendido anterior. Por nuestra parte haremos lo imposible por no escupir en ojo ajeno, que siempre queda feo.

En fin, feliz nuevo curso Momia para todos.





domingo, 12 de septiembre de 2010

LOVE OF LESBIAN: FIN DE CICLO


B-Side festival. 11 de septiembre. Estadio Sánchez Canovas: un trozo de hierba rodeado por un basurero que la noche no consigue disimular. La trashuerta. Once y media de la noche. El público expectante se va apelotonando delante del escenario. Nosotros habíamos ya avanzado aprovechando la confusión al final del concierto anterior. Buena colocación (de sitio, digo; solo llevábamos 3 cervezas): centrados y a unos 15-20 metros del front stage. Los movimientos de la masa indie comienzan a ser cada vez más agresivos. La música del DJ del Gallo Blues es buenísima. Consigo una pequeña ventaja táctica subiéndome encima del tubo de cableado que va hasta la mesa de control (30 cms de ventaja). Subo a las chicas y comienza la lucha por la posición. Impongo mi envergadura (indies todos bajitos por una vez). Supermaño cae en las primeras escaramuzas y no consigo agarrarle.

El escenario ha sido cubierto con una enorme cortina con el logo del festival y, mucho más grande, su principal patrocinador. Hay un metro por debajo que permite ver las horrorosas canillas peludas de los pipas; un ejército de pipas. Algún indie cree reconocer las canillas de Santi. “Es Santi; ya están ahí”. Más movimientos. La edad de los lesbianos ha ido disminuyendo notablemente en los conciertos de LOL. Ahora creo que la mayoría ronda los 18. Cuando comenzamos con nuestra obsesión lesbiana su público mayoritario eran maduritos gafipastas, y, por supuesto, nunca llenaban. Su éxito es total, tras el tercer disco en castellano con una multi. Este 1999 ha sido un salto interesante pero menos emocionante que su Maniobras de escapismo; y menos que su Cuentos chinos para niños del Japón. Pero aquí estamos de nuevo. Con nuestros LOL. Nuestros porque a pesar de su éxito multitudinario seguimos enganchados. Sobre todo Blas. Creo que está enamorada de Santi; lo tiene de salvapantallas en su ordenador y sus secretarias le dicen que qué guapo es su marido. Ella creo, no las corrige aunque dice que sí.

Por fin quitan las cortinas y aparece la oblonga sombra del bajista Joanra saludando. Van entrando el resto de los componentes, con sencillez, sin demasiada pose (excepto, como siempre Jordi, el guitarra, cada vez más desnortado, gordo y, prescindible?) y colocándose en el estupendo escenario que viste y luce de gala para el grupo estrella de la noche. El teclas, al que llaman Deluxe, porque es igual (yo creo que es él; no sé su nombre porque no aparece nunca; tampoco su foto – en lugar de ella hay un sombrero en su myspace-; seguro es Xoel Deluxe, cada vez más importante en el directo y en los discos; es muy bueno – debería mirar su nombre en la camiseta que firmó sobre la delantera de Lou, aunque es probable que, ante tamaño reto, no se entienda nada); el estupendo batera, Uri, un puntal; Julián, mi favorito de los LOL (el guitarra acústico más elegante; creo que básico en el cambio que sufrió el sonido y la intención del grupo con su Maniobras en el 2005; compositor de muchas de las melodías y creo que el cómplice de Santi). Por fin, Santi: con cara de cansado, algunos kilos de más; parece que esta gira le ha puesto 10 años encima; no me extraña. Santi es un artista; un creador de un mundo original que ha llegado a miles de corazones que, como decía un tipo en un blog, “se matan a pajas escuchando Domingos Astrománticos”. Cada vez utiliza mejor su carisma, los gestos y las palabras justas; siempre tratando con respeto a su público; lo respeta porque no asume que son descerebrados así que ironiza y les da las gracias con su entrega total física y mental. Creo que es demasiado. Temo por él.

El concierto, de los mejores. Sonido excelente gracias al protagonismo que le han dejado al teclista y a la acústica de Julián. Jordi fuera, a su bola; su guitarra al fondo como una chicharra pero, al menos, no molesta, como otras veces. La voz de Santi muy ayudada por las gargantas emocionadas del público que canta todas las canciones desde el principio (Santi hasta le hace segundas). Los temas magníficos. Me llegan, sobre todo, los antiguos: Houston, Cómo me amo, Noches reversibles. En todo caso, la sensación de que están al límite. Más serios. Creo que exhaustos física y emocionalmente; probablemente también, conscientes de lo difícil que será el siguiente paso. Muchos acaban separándose tras un maratón como el de los LOL (los Sunday Drivers). Esperemos que siga el genio pero creo que tendrán que inventarse una nueva pirueta. Otra maniobra de escapismo. Es el Fin de Ciclo. Suerte y, siempre, gracias.

martes, 7 de septiembre de 2010

LA LUCIDEZ DE LOS PERDEDORES


Atentos a la ocurrencia de Kurt Vonnegut en su alucinante, divertida y trágica Matadero Cinco, relato sobre sus vivencias como prisionero de guerra americano durante el bombardeo de Dresde:


“El suponía que la intención del Evangelio era enseñar a la gente, entre otras cosas, a ser compasiva, incluso con las personas más bajas y ruines. Pero lo que el Evangelio enseñaba en realidad era esto: Antes de matar a alguien, asegúrate de que no está bien relacionado. Así es. El defecto de las historias de Cristo, decía el visitante del espacio, estaba en que era en realidad el Hijo del Ser más Poderoso del Universo, aunque pareciera un don nadie. Y los lectores así lo veían, de manera que cuando llegaba el momento de la crucifixión pensaban: ¡Esta vez han metido la pata al escoger a este tío para lincharle! ”


La ironía como carga de profundidad contra la moralidad convencional cristiana aliada que justificó este crimen de guerra: una matanza inútil, un destrozo vil de una ciudad indefensa, nada estratégica, con la Alemania nazi ya vencida (capitularon solo 3 meses después). Una venganza sanguinaria en la carne de los inocentes.

Los 30.000 civiles muertos en Dresde no tenían amigos influyentes.

Otro de esos. La lectura de Los Ensayos de Montaigne es absolutamente deliciosa e irresistible desde su publicación en Burdeos en 1580. Os recomiendo compraros la reciente edición en Acantilado, tenerlo en vuestra mesilla de noche y refrescaros con alguno de sus capítulos, abierto al azar, cuando os sintáis desorientados. Sí, Montaigne es el gran escéptico esperanzado; sus “Ensayos” un manual de vida basada en la inteligencia, el sentido del humor, la humildad y la ironía. Anoche me descojonaba leyendo su capítulo dedicado a la presunción. Dice:


“Me gusta no saber el cálculo de lo que poseo, para sentir con menor intensidad mis pérdidas... Ante un peligro no pienso tanto en cómo escaparé de él cuanto en lo poco que importa que escape... Me produce más fiebre el horror a la caída que el golpe. El avaricioso sale peor librado de su pasión que el pobre, y el celoso peor que el cornudo”


Entonces Montaigne cuenta esta anécdota de un amigo suyo:


“Se casó a una edad muy avanzada, tras haber pasado la juventud como un alegre compañero: gran hablador, gran burlador. Recordando hasta qué extremo el asunto de los cuernos le había dado para hablar y para burlarse de los demás, con el fin de ponerse a cubierto, se casó con una mujer que tomó allí donde todos las encuentran a cambio de dinero, y forjó con ella su alianza: “¡Buenos días, puta!” “Buenos días, cornudo”. Y en su casa de nada hablaba más a menudo y más abiertamente a quienes le visitaban que de este asunto”


Fantástico ¿no?