lunes, 2 de marzo de 2009

ARCO IRIS


Decidió hacer caso al terapeuta, intentarlo y salir de casa por primera vez después de esos cuatro meses. Y recuperar el dominio de sí mismo, ahuyentar la fobia a los espacios abiertos, a la incertidumbre de un paseo. O cruzar un semáforo, al menos. Miró por la ventana. Dudó por un instante al ver las nubes oscuras, pero, finalmente, cogió el paraguas de Marta. Hacía horas que ella había salido, dejándolo confuso por las pesadillas y el lorazepam, en la cama. Una cama que parecía crecer, cada día.


La calle estaba húmeda. Miró hacia la plaza que se abría a la izquierda. En el cielo casi negro, un arco iris perfecto. No recordaba haber visto nunca uno así, tan bien perfilado, exacto... pero, de nuevo, aquella sensación en medio del estómago.


He salido—le dijo luego a Marta, según ella entraba en casa, de vuelta del trabajo.

Bueno, parece que el dinero que gasto en ese…

Terapeuta.

Sí. Parece que sirvió.

¿Lo viste, Marta? ¿Viste ese arco iris, por la mañana?

Ah, sí, increíble. Un arco iris doble. Nunca había visto eso.

¿Doble?

Sí, doble ¿no te fijaste, cariño?

No hay comentarios: