domingo, 19 de abril de 2009

DE PESCA


Papi dijo que sólo es cuestión de paciencia. Cebar bien el anzuelo y lanzar lejos y tener paciencia, mucha paciencia. Y que no hay que dormirse mirando las olas que chocan con el acantilado. ¡Ah, sí! y que hay que tirar poco a poco, cuando el pez se haya cansado. Eso dice siempre.

Así que no entiendo los gritos, tantos gritos y todo el lío y avisar a mami y que viniera la policía y todas esas preguntas. Es verdad que el pez no olía muy bien y que, al final de las dos aletas tan gordas que tenía, las escamas eran muy feas. Cuando papi arrancó una y me la enseñó se veía un poco más claro: sí, podía ser una uña. Pero yo qué sabía. Yo creía que era un pez raro. Hay tantos peces en el libro que me regaló papi, que vete tú a saber. Podía ser un pez perfectamente. Si por lo menos hubiera estado entera, seguro que la reconozco.

Tampoco creo yo que sea para ponerse así. Otras veces llegan los muertos enteros a la playa y mi papi no grita tanto.


Será que él tiene más paciencia.



1 comentario:

Gloria Noriega dijo...

Muy bueno, Pepe. Me recuerda a Son de Mar de Vicent, aunque claro, sin romance. Lo único que me brincó es el «vete tú a saber» en boca del niño (niña). Igual en España sí lo dicen los niños. Me gusta tu blog; le voy descubriendo cosas cada vez...