lunes, 28 de septiembre de 2009

MANUAL MOMIA DE AUTOAYUDA (10): Otras aplicaciones del Carné Por Puntos (y una mala imitación de BP)



A Juan Urbano le han retirado ya más puntos del carné de conducir que los que tenía en la cicatriz del apéndice hace cuatro años. Y eso lo sabe con matemática exactitud porque recuerda perfectamente el momento en el que la enfermera bromeaba con él porque se los quitaban el mismo día —6 de Julio de 2005— en el que la Dirección General de Tráfico presentaba en sociedad a tan ilustre invitado (san Carné Por Puntos, en adelante CPP) a través de una sola ley y también unos cuantos millones de euros en publicidad. Y un poquito, tal vez una pizca, de demagogia, para darle sabor.


Desde entonces, a Juan le han quitado 2 puntos por ir a 52 km por hora en la «variante del Makro» que le permite no detenerse, varado y estúpido, en el enorme atasco de la autovía de la Ronda Sur (aunque la limitación en ese mismo atajo de 30 km/h parece, de algún modo, exagerada); otros 2 puntos cayeron al aparcar en una parada de Bus un día que llovía a cántaros y llegaba tarde a por los niños a la salida del cole y, enseguida, los otros 3 por contestarle al móvil a su mujer que sí, que ya había recogido a los niños, que a Laurita ya no le dolía la barriga y que, cariño, me acaban de poner una multa. Además de la huída de puntos, las sanciones suman, aproximadamente, unos 400 €.

Mientras pasea por su barrio, Juan piensa que, dado el formidable éxito para la disminución del número de muertos por accidente de tráfico de la castradora herramienta administrativa, su concepto podría extenderse para aplicarse en muchas otras facetas, si no tan graves, sí de gran repercusión social. A saber:


CPP para maestros (de colegios públicos, los maestros de coles privados/concertados o «siervos de la gleba» permanecen bajo leyes y códigos arcanos que se remontan quizá a la Edad Media): 2 puntos menos si no son capaces de hacer que tus hijos se aprendan las capitales de provincia (y el fútbol sí lo consigue), 3 puntos por ponerles deberes en verano si luego no se los corrigen, 4 puntos si dan clase bajo los efectos del alcohol (porque siguen sin saberse las capitales de provincia). En caso de retirada de carné: 6 meses soportando la clase de su colega y sustituto sentado en el pupitre contiguo a Pedrito «el Pedos».


CPP para médicos (del SNS, por supuesto, los privados permanecerán protegidos por su prestigio, sus compañeros —de la pública— y los palos de golf que esconden bajo la mesa de caoba): 2 puntos si el médico no se identifica / te saluda cuando te recibe en su consulta, 3 puntos si te dice «hemorroides» y no te ha mirado el culo, 5 puntos si espera a verte pálido antes de asegurar «no tonto, que es benigno, que era broma». En caso de retirada de puntos, de vuelta a la Facultad donde aprenderá otra vez tan poco que… así sucesivamente.


CPP para policías de tráfico (en justa reciprocidad): 2 puntos en el (remoto) caso de que el semáforo, en ese mismo cruce que quieren regular «a mano y silbato», se muestre claramente más eficaz que ellos; 3 puntos si te paran en carretera pero es sólo para pedirte fuego (¡y encima el tipo sonríe!); 5 puntos si se olvidan de las maniobras de RCP básicas excepto cuando a la accidentada está como un queso y además no le ha pasado nada. Al consumir todos los puntos, se les condenará a trabajos comunitarios tales como sonreír por la calle, acompañar a niños al cole, asistir al teatro, leer poesía, etc. (a ver si así se les pasa de una vez la mala h… ).


CPP para funcionarios (de cualquier administración central o autonómica): 2 puntos si el «aquí no es» después de que uno haga la cola en el lado equivocado no se sigue de un «pero no se preocupe que se lo soluciono en un momento», 3 puntos ante cualquier manifestación equivalente a «pero es que no me va a saber rellenar el formulario, si es pa’ tontos, coño», 5 puntos si no te hablan en tu lengua materna, por ejemplo, el serbocroata o el dálmata. Al consumir todos los puntos se obligará al funcionario a residir en diferentes colas (a escoger) durante unos tres meses y proponer medidas de mejora (que no supongan, en ningún caso, la revisión del convenio).

Juan piensa que sí, que es posible, que tienen razón en todo eso de la coerción, las consecuencias, la propocionalidad… sí, sí, está muy bien todo eso. Juan Urbano y su cuenta corriente son muy conscientes de todo esto. Pero no puede evitar considerar que, en (maticemos: probablemente, disculpen) un número excesivo de ocasiones, el ciudadano es sujeto de tantas regulaciones, sanciones, impuestos, obligaciones, vacunas, recomendaciones, anuncios… Así que Juan se sienta en un banco público y por tanto descuidado de un jardín público y por tanto descuidado y se decide a escribir las bases del definitivo y esencial:
el carné por puntos para políticos. Y sabe que esa proustiana tarea quizá no acabe nunca. De tan necesaria.

1 comentario:

MAbel dijo...

Para cuando termines el CPP para políticos, sugiero le des vueltas al CPP para padres y/o madres, CPP para grupos de música o estrellas del rock, CPP para maridos y/o esposas, etc..