sábado, 8 de mayo de 2010

INSTRUCCIONES (12): Canción protesta




En este blog ya escribimos sobre esta canción cuando sólo era un tema embrionario, un cancitururs. También publicamos el video, ése collage de imágenes de diferentes movidas, manifiestos y movimientos. Y, desde luego, hemos —machaconamente— descrito las virtudes de recuperar la canción protesta para hoy, para ayer, mismo desde el concepto de que mucho after, ubicuo post y algo de ur va a acabar por afterpostdesfigurarnos.

Así que no intentaré convencer a nadie. Ni siquiera a mí mismo: sí, la canción protesta tiene demasiado de ingenua, de queja infantil, de pancarta que no apunta soluciones. De pensamiento-slogan. Carne (picada) para progres.

Y, claro, ¡progre! ¡Qué palabra tan desabrida y difícil de pronunciar! Y eso que se enraíza tan obviamente con progreso, pero ahora el progreso está en horas bajas y lo que nos va es la sostenibilidad (palabra más fácil de pronunciar y que se enraíza obviamente con sujetador: no dudéis, soy un experto). Ya no hay pijos, ya no hay progres. Sólo términos medios, pensamiento único, políticamente correcto. Calma chicha

En fin, como pretendemos ser inteligentes (e inteligimos ser pretenciosos, que de eso también hemos hablado en algún otro post), esta es una canción protesta pero con matices ¿eh?, de ahí todas esas excusas en la primera parte de la canción. Prevención, tono, contención. No se lo vayan a tomar a mal. Porque cuando uno protesta, aunque sea por obviedades, corre el riesgo de salir trasquilado: «Sí, ya, pero ¿tú qué haces? ¿de qué lado estás? ¿es que quieres abolir los ejércitos? ¿vivir en la misma casa que los inmigrantes? ¿restaurar utopías que acaban en Mauthausen o en el Gulag?».

Sí, malos tiempos para las utopías. Ahora es el Reino del Divino Mercado y la épica de las Termópilas se pierde, irremediablemente, en el ajuste. Que le pregunten a Goldman & Sachs o Standard & Poors (o a Mitío & Drés que, a la postre, sabe lo mismo sobre estos temas de la economía de casino, digo, de mercado).

Bueno, no nos vayamos por los cerros aqueos: en resumen, cedamos, no son tiempos de eslóganes, de canciones con guitarra al cinto y palabras afiladas. OK, boss. Entonces ¿cuál es la alternativa?

Una buena es el escepticismo. También el cinismo. Y un poco de ironía. A partes iguales. Bueno, nos lo podíamos haber tomado a cachondeo y nos hubiera salido una como ésta (que también canta un médico, por cierto):




Pero no. Aquí somos gente seria. Teníamos que aprovechar la oportunidad de que alguien, algún día, nos oyera, nos escuchara, quiero decir. Alguien que coreara con nosotros «para que a mi nena no la eduquen los obispos». Alguien que se sintiera algo señalado, que se lo pensara dos veces antes de adoptar «la posición ignorante del burro en el belén». Sí, todo un poco doctrinario, pero para cínicos ya tenemos bastantes en el trabajo. Y esto es ocio. Disfraz. Y ¡cuántas cosas se dicen mejor detrás de una máscara!

Bueno, no sé. Salió así. Una canción pro-testa (para las cabezas, en latín) ahora que todo el mundo canta canciones pro-cardio. Y, aunque nada se puede cambiar con una canción (que se lo digan al mencionado Dylan, que intentó ayudar a cambiar el mundo y, después de ver cómo asesinaban a Kennedy, pensó que igual el mundo se lo llevaba por delante) ni con un discurso, todos los cambios vienen enmarcados por alguno.

Pero no sólo Dylan estuvo en estos registros.

Hubo otros, como siempre, antes. Algunos mejores. A mi una de las canciones protesta que más me han gustado de siempre es “Strange fruit”. Un tema que cantaba Billy Hollyday (que ahora he recuperado en el último disco de Dee Dee Bridgewater —ojo: para no perdérselo—) y que habla, con emoción, elegancia, rabia y elipsis del episodio del linchamiento de un hombre con el mismo color de piel del tipo que ahora preside ese convulso lugar. Sí, ése de los discursos ingenuos.




Os transcribo lo que pone la Wikipedia sobre este tema (para los vagos que nunca le dan al link):

Strange Fruit era la canción con la que cerraba su actuación Holiday. Se apagaban todas las luces excepto por un foco dirigido a la cantante, que iniciaba de la actuación con los ojos cerrados. Inmediatamente tras finalizar la actuación desaparecía del escenario. Después llegaba la calma sin música para dejar claro que la actuación había acabado.
Holiday sólo cantaba la canción en los bises de clausura: de la misma forma que se la cantaba a un público con el que simpatizaba, como para provocar a otro público cuyas ideas rechazaba. Escribió en su autobiografía “Esta canción consigue que la gente que está en orden se separe de los cretinos y los idiotas”. En los estados del sur, donde de por sí actuaba poco, cantó la canción aún más raramente, pues sabía que causaba irritación. En Mobile, Alabama fue perseguida hasta salir del estadio sólo porque intentó cantar la canción.


Pero claro, los tiempos han cambiado.

¿Quién cuelga ahora de los árboles? ¿A quién lincharán próximamente?

¿Los tiempos han cambiado? Menuda —otra— mentira, Bob, perdón, Zimmerman.








CANCION PROTESTA

Aunque los tiempos han cambiado, / (Dylan ya nos lo dijo), / y no se llevan los manifiestos / (ni el Lacoste para los pijos) / esta será una canción protesta / (y de paso un homenaje / al cantautor desconocido.) / Una queja moderada, / Una propuesta elegante,/ Un reproche insistente, /Una manifestación callada, / Una crítica serena, / Una protesta ahogada, / Una protesta ahogada… / Como una vela en su cera…] / Una protesta severa, / A los curas y a los ministros, / Para que a mi nena, / No la eduquen los obispos. / Una condena infinita, / de una infinita tristeza, / a los del fusil y la garita, / a los que asesinan la belleza. / Una crítica airada, / a los muertos que están vivos, / a los que agachan la mirada, /a los que viven sólo en los libros. / Una queja dubitativa, /para los que creen tan de verdad, /¡Que ni Cristo, ni Mahoma, ni Shiva, /ni Buda…ni tanta divinidad! / Y una advertencia insistente, / a los que ganan todas las guerras, / y nunca pisaron un frente: /¡Cuidado con los que entierras! /Una reprobación total, / a los que no evitan el hambre / con la carrera espacial, /con las carreras de tanques. / Y una protesta final, /al incendio, a los tsunamis, /al recalentón global, /a los que ikean los bosques, /a los que hunden el mar, /(y a los que cogen el coche, /para ir de su casa al bar). /A los que nada se creen, / aunque lo tengan delante: /posición ignorante, /como el burro en tu belén.


La Re Sol Re La / Mim Re La> Do Re / Sol Re La

2 comentarios:

Bill, el de la catana dijo...

me gusta mucho esta letra. entera. difícil decir lo que más. si me tengo que mojar (y me encanta mojarme, me escaldo a veces): cuidado con los que entierras.
por supuesto nada de obispos con nenas. ahorro para una hanzo de verdad. stay away from my girls. people.

Abel Jaime Novoa Jurado dijo...

Una letra imposible de musicar que finalmente ha quedado extrañamente sencilla (siempre digo que las letras de Pepe llevan la música dentro.. solo hay que descubrirla y ya está..van solas) No hay estribillo (es todo mensaje, solo una escucha, es mejor economizar melodía para que entren las palabras necesarias) Voces de Mariangels y Malena excelsas.. Talismán entregado en el solo final... Percusión enloquecida..todo muy intenso. Nuestro tema más black crows, más añejo sureño americano. En fin.. modestia aparte un temazo
PD: gracias Bill por seguir