domingo, 7 de noviembre de 2010

VISIÓN ARGÉNTICA II

Tras el primer post, me siento en la obligación de hacer un segundo para intentar definir más mi posición. La educación española es una de las peores de la OCDE, sobre todo en esa fase tan difícil pero importante para el futuro desempeño de las personas que es la ESO (ver comentario al último Informe Pisa)

Creo que la educación necesita un cambio (es una opinión lega basada en algunos datos y en opiniones escuchadas de personas más conocedoras y que respeto) semejante, quizá, al que tuvo la sanidad española durante la década de los 80 y 90 cuando, gracias a la voluntad política, la inversión pública y el apoyo de un sector importante profesional, se pusieron los cimientos del actual, exitoso, e imperfecto Sistema Nacional de Salud.

Nuestro sistema está abocado a la quiebra más estrepitosa debido, en parte, a la persistencia de las políticas que lo llevaron al éxito: accesibilidad y cartera de servicio. Todo "a pijo sacao". Ver escenarios "optimistas del déficit sanitario.





Tenemos el sistema de salud más accesible del mundo (la tabla de abajo es espectacular) y una de las poblaciones con mejores indicadores en salud (los indicadores solo indican y perdonad la perogrullada, pero al menos son comparables y la evidencia nos dice que si la esperanza de vida aumenta, en general, es porque las personas están más sanas).







En lógica con la alta accesibilidad pero paradójico si consideramos su estado de salud, tenemos unos ciudadanos hiperdemandantes






... y bastante insatisfechos con sus salud percibida.




Máxima accesibilidad=máxima demanda; mínima contención=mínima satisfacción.. y todo independientemente de que objetivamente el estado de salud es bueno (es como lo de los niños mimados).

Es cierto que este comportamiento infantilizado en términos de salud está fomentado (provocado en primer término) por otras fuerzas a las que les interesa tener ciudadanos muy demandantes y que se sienten muy enfermos como son el propio lobby profesional (salvo honrosas excepciones), el avance del conocimiento (cada vez más hiperespecializado, atomizado y con un impacto en la salud global menor) y la industria farmacéutica (experta en inventarse enfermedades o vender milagros tecnológicos)


Si además consideramos que, en realidad, la inversión en el sistema de salud como mucho aportaría un 10% de la salud de las poblaciones (aunque se lleva el 90% de los presupuestos) pues creo que es para ser excéptico sobre los beneficios que una mayor invesión en sanidad puede suponer para los ciudadanos.


Mi humilde opinión es que no hay que invertir más en sanidad (claramente en una situación de rendimientos decrecientes; hemos superado la fase salubrista y la sanitaria) sino gastar lo que ya gastamos en sanidad mejor (por cierto, no estoy seguro que tan lejos comparativamente de otros paises: es difícil comparar con sistemas con otra organización, por ejemplo el francés o el alemán, basados en seguridad social, más caros de por sí). Habrá otro post con algunas propuestas sobre cómo gastar mejor.


Y la idea es dejar de gastar en sanidad para tener pasta y gastar en otros ámbitos que también proporcionan salud (fase social de las reformas de los sistemas de salud): las poblaciones más educadas son las más sanas (la tabla del primer post se veía muy mal pero en ella se evidenciaba cómo aumentaba la percepción sobre su salud proporcionalmente al nivel de educación y ello en población no trabajadora, bachillerato y universidad); poblaciones con mejores condiciones en la vivienda, son más sanas; poblaciones con cabezas de familia trabajando, son más sanas; poblaciones con más estímulo para ir al trabajo en bicicleta o caminando, son más sanas; poblaciones con un medio ambiente menos contaminado, son más sanas.

Y además, también produce salud, que haya menos economía sumergida, menos fraude fiscal y, menos corrupción política (nos quitan muchos recursos estos hijos de puta)

Y también produce salud que haya más transparencia y más participación democrática. Y más debates públicos que como este vaya aportando argumentos desde posiciones distintas pero que coinciden en sus fines.

En cualquier caso, gracias por tolerarme y perdonad estas disgresiones que, en en el fondo, al que le vienen bien es a mí.

Besos desde Buenos Aires. Aquí son las 6 de la mañana (puto jet lag)

2 comentarios:

Pepemomia dijo...

Yo, perdona, sigo sin entenderlo. Creo que continuamente (y adrede) confundes salud y asistencia sanitaria. Y lo que está en “crisis” (yo creo que sólo en crisis financiera) es el modelo de asistencia sanitaria.

Tenemos un buen sistema, indudablemente, siempre sometido a la amenaza de las sirenas que cantan sobre su insostenibilidad, como un mantra agónico de los que esperan que muera el abuelo para heredarle. Sin embargo las cifras de crecimiento del gasto sanitario en España sobre PIB en los últimos 10 años no han sido tan alarmantes (y siempre salimos a la cola de los países de nuestro entorno: http://www.abc.es/hemeroteca/historico-24-04-2009/abc/Nacional/espa%C3%B1a-a-la-cola-del-gasto-sanitario-por-habitante-en-la-ue-15_92405241388.html)

Según el gráfico que adjuntas, nos quedan 10 años ¡10! para ponernos al nivel de Francia, suponiendo que ellos contengan el gasto a base de expulsar rumanos (ver este bonito gráfico aunque incluye a la exministra http://www.google.es/url?sa=t&source=web&cd=5&ved=0CDAQFjAE&url=http%3A%2F%2Fwww.larazon.es%2Fdocuments%2Fget_document%2F28082&rct=j&q=gasto%20sanitario%20europa&ei=wujWTPr0LdmN4gbBuaChBw&usg=AFQjCNEf7lO3ANl9O7eQkhtW6PrI5HUv2A&sig2=tYW2vzCw5RR19t1DTjwuPg&cad=rja.)

Así que ¿Por qué y sobre todo cómo y hacia dónde cambiarlo? ¿siguiendo qué modelo? Cualquier retoque, léase copago, limitaciones explícitas o implícitas, externalización, privatización, laboralización… conlleva unos ajustes difíciles de predecir ya que no han demostrado mejorar nuestro modelo. Pensemos que la amenazante (para la industria sanitaria) e ilusionante (para los usuarios) reforma Obama haría que los estadounidenses disfrutaran del aseguramiento sanitario que ofreció Franco a los españoles allá por los 70.

¿Por qué en lugar de cuestionar y querer cambiar (léase apropiarse económicamente) lo que va bien no empezamos a dudar de nuestro sistema de generación de empleo, de nuestra capacidad de innovar, de recaudar impuestos más allá de las nóminas, de tener empresas más competitivas, de nuestros bancos y cajas, de nuestros políticos o de nuestra democracia?

Además ¿cuál es la alternativa? Y no me vale lo de Kaiser Permanente… aquí lo que hay es Adeslas, Sanitas, Navarra…

En fin... tampoco es este el lugar para estas cosas, probablemente.

Abel Jaime Novoa Jurado dijo...

Bueno. Creo que no confundo salud con asistencia sanitaria. Digo que la asistencia sanitaria contribuye bien poco a la salud de las poblaciones. Hay otros determinantes que contribuyen más y creo que este es el momento de potenciarlos. El más importante, la educación.
La crisis económica es una oportunidad para devolver la cordura a los sistemas sanitarios, entre otras cosas, diciendo lo que digo: su contribución a la salud es escasa y su exigencia de inversión (con su coste de oportunidad), insostenible)
Decir que el sistema sanitario es insostenible, y en ello, estar de acuerdo con los buitres que se quieren apropiar de él, no significa que comparta sus soluciones.
No hacemos ningún favor al sistema público negando la necesidad de reformas. Y creo que hay alternativas respetuosas con la equidad que pasan por exigir mayor responsabilidad al ciudadano en su propio cuidado. Busquemoslas conjuntamente profesionales y ciudadanos. Si esperamos a que el tinglao se desmorone, las soluciones nos las van a imponer los mercados (más si cabe)
Gracias por tus comentarios my friend.