Día 1. Toma -1.
A pesar del trabajo extra que supone,
he decidido llevar un diario de la grabación de nuestro disco. Omar,
Fran, Betty y yo estamos muy ilusionados con las posibilidades de
nuestros temas. Bueno, en realidad eran mis temas, si exceptuamos la
letra de “Hombre-perro” de Omar, pero con las aportaciones de
cada uno, las canciones van siendo de todos, del procomún, parte del
proyecto, como nos gusta llamarlo. La idea es hacer de este
diario un mapa de lo que va siendo este camino, una puesta en limpio
de cómo se ha ido construyendo. Uno de esos documentos que los
críticos luego leen como una joya, donde se encuentran todas las
explicaciones, todos los detalles. A quién se le ocurrió ese
arreglo, por qué no salió esa frase, finalmente. Un documento
imprescindible. Esta tarde hemos repasado las guías de los temas.
Fran está encantado con las posibles líneas de bajo de “Recorriendo
océanos” y de “Plasma fresco”. Omar, con su habitual falta de
contención verbal y un nuevo tic facial que me pone muy nervioso, me
ha asegurado que atenuará sus frecuentes excesos de redobles y que
entiende que lo que estaba bien para su grupo de hardcore o para
nuestros posreriores directos hay que moderarlo en el estudio. Sin
embargo se ha pasado media tarde aporreando la batería y nos hemos
tenido que ir a la habitación de al lado para poder seguir hablando
(y odiándole). Por cierto ¡el grupo sigue sin nombre!
Día 8. Toma 0.
Tras varios días recolectando el
material — el padre de Fran ha sido muy amable y nos ha prestado
los micros que tiene en casa de su antigua consulta de
foniatría-logopedia — hemos cableado todo el estudio, calibrado la
placa de sonido y formateado el PC para que el programa de
grabación/edición corra mejor. He puesto un póster de los Kinks
para que sus dioses nos protejan (y para picar un poco a Betty, que
es más de los Who). He hecho copias de las letras y las
armonías para todos. La alfombra recién traída de la lavandería y
algunas fundas de mis viejos LPs de los 90 hacen el resto. He llenado
la nevera de agua mineral Evian, la preferida de Brian Eno según el
RollingStone de Abril. No podemos fallar.
Dia 12. Toma 4.
Omar sigue empeñado en destrozar la
caja o las baquetas o las dos cosas a la vez. Le he dicho ya más de
veinte veces que el tono de los temas no permite un ritmo tan
machacón ni tan presente, que intente ser más medido, más jazzy,
incluso. Me ha dado una conferencia sobre bateristas célebres, modos
de pegar, parches y maderas más adecuadas; creo que el tic ahora lo
tiene en el otro lado de la cara. Dice que la única forma de
conseguir lo que quiero tendrá que ser en la edición de las tomas,
que él no sabe o no puede o no quiere o las tres cosas, pero, por
más que me pongo con los filtros y los cambios de parámetros en el
editor no consigo que suene ni parecido a como lo había imaginado.
Fran sigue empeñado en que cambie “amígdala” por “luciérnaga”
en “Desechos el uno para el otro”. Dice que no importa que el
estribillo diga “pretendo surfear/los impulsos que transitan/ tu
luciérnaga cerebral” y que, total, las letras no las oye nadie y
antes tampoco se entendía la frase. Betty no dice nada. Ha vuelto a
emborracharse en mitad de la sesión de grabación (no ha aceptado lo
del agua mineral ni siquiera cuando le he hablado de Eno) y se oye un
eructo suyo hacia el final de “The last of the must” que no
consigo hacer desaparecer de la pista ni con detergente. Otro
delicioso día de grabación.
Dia 20. Toma 10.
Betty dice que nos podíamos llamar
“The Nada”, Fran propone “Alex & Timia” y Omar insiste
con “The Katatoniks”. A ninguno les gusta mi opción, y eso que
tardé mucho en decidirme por “Lisístrata” en lugar de “Bart's
worst idea” (que además es, creo, el mejor tema del disco, a pesar
de que Fran diga que es “un petardo, pero, además, un petardo
demasiado parecido a 'Love is in the air' y con un lamentable regusto
final a 'Fernando' de ABBA”). Una vez más retomamos y dejamos
abandonado el tema del nombre del grupo. Fran sigue dándole vueltas
al bajo canción tras canción. Nunca parece satisfecho y de algunos
temas hemos hecho más de diez tomas (y, trístemente, ninguna
demasiado buena). Lo de Fran es la psicodelia sobre un lecho de
Aerosmith, o sea y básicamente, imposible. Yo no hago más que
ponerle discos de Belle & Sebastian y el tipo impasible, como si
nada, como si no fuera con él. Mañana atacaré con algo más
canónico, quizá con los mismos Beatles, pero creo que Fran
padece una sordera pop-selectiva.
Dia 45. Toma n.
Esto no solamente es un infierno sino
que estamos en uno de sus círculos más profundos y oscuros. Betty
consigue sonar como una soprano borracha aunque no lo esté, lo que
no ocurre la mayoría de las veces. Se ha disculpado por haber
vomitado sobre la cubierta del disco de los Waterboys que me
regaló Ana, mi primera novia. He aceptado las disculpas pero por mi
mirada debe haber entendido que, por supuesto, no la perdonaré
nunca. Hoy ha insistido en cantar desnuda, y, aunque la guitarra
acústica le tapaba, parcialmente, el pubis, no he conseguido prestar
atención a su afinación hasta la sexta toma. No hay que negar que
la chica pone todo lo que tiene en el empeño, y que, de alguna
forma, todo lo que tiene resulta excesivo. Y, por cierto, no es
rubia. Para nada.
Día 56. Toma n + 30.
Omar ha decidido que tiene que grabar
todas las baterías de nuevo. Yo no sé cómo decirle que he
sustituído la mayoría de sus tomas por loops y ritmos que me
he bajado de Internet. Incluso he metido un ritmillo con el teclado
MIDI que queda de coña. He hecho como que me interesaba mucho
la propuesta aunque he conseguido convencerlo de postponer las nuevas
grabaciones de baterías hasta la semana que viene, si a Betty le dan
el alta ya en el hospital y sus padres la dejan salir de casa. La
verdad es que no me había dado ni cuenta de lo de las pastillas. Ni
de la cocaína. Fran está muy preocupado por la gira después del
disco, dice que Betty es muy inestable y que él podría hacer las
voces si hiciera falta. Me ha hecho una demostración (sin
desnudarse, gracias a Dios). Después de oír eso que Fran llama
“falsete” he llamado inmediatamente a Betty y le he hecho que me
prometa una rápida recuperación y me dé garantías de su
profesionalidad y disposición a la rehabilitación total. Me he
ofrecido incluso a pagarle alguna raya. Creo que cuando me ha dicho
“que te jodan” sus padres debían estar presionándola. De algún
modo.
Día 72. Toma 60.
Después de reponerme de mi crisis
nerviosa cuando he visto que en mi último intento por acelerar la
velocidad de proceso del PC he borrado los ficheros de grabación
desde el día 20 en adelante (con lo que, prácticamente, me he
quedado sólo con las bases rítmicas —¡Omar, dioses, qué golpes!
— y las dos primeras tomas de la ¿voz? de Betty en “Lost for
lust”) he decidido que la mayor parte de las guitarras, coros,
vientos, ruidos eléctricos, sonidos de ambiente, efectos, entradas
MIDI, filtros, samplers y todos los miles de arreglos
que había grabado estaban, en realidad, de más. Me he convencido de
que es una señal de los dioses del pop, y que sonamos mejor cuanto
más simple y más desnudos (y no lo digo sólo por Betty, que
también). He grabado de nuevo algunos de los riffs que
recordaba (aunque eran tantos que creo que ahora algunos están en
los temas que no estaban) y algunas camas de teclado para las subidas
antes de los estribillos, sobre todo en “Bart's worst idea” y en
“Desechos, etc.”. He llamado a Betty y me ha prometido que por la
mañana estará bien y vendrá a grabar de nuevo los temas que he
borrado. He decidido tomarme otro Orfidal antes de irme a la cama
pero creo que me he confundido y me he tomado el antiparasitario del
perro. La experiencia me ha servido para cambiar el puente de “Fuck
them all at last, you, Cinderella” y queda mucho mejor, aunque el
picor que tengo en las ingles no me va a dejar dormir. ¿Qué mierda
le ponen a las cosas estas para chuchos?
Día 100. Toma indeterminada.
No veo el final. Ellos tampoco. Les
digo que las canciones, como decía Valery de la poesía, no se
terminan, se abandonan. Me dicen que soy un capullo y un redicho y
que Valery nunca consiguió un Grammy. Ahí tienen razón. Omar ha
descubierto los ritmos MIDI que he camuflado de nuevo en
algunos, bueno, en la mayoría, de los temas, en un plano algo,
bueno, ligeramente, está bien, quizá algo, no, muy, superior a sus
baterías originales. Me ha dicho cosas con palabras que mi madre
nunca conocerá y que no puedo repetir en este diario. Ahora tiene
más tics, apenas hay músculo de su cara que no se mueva al hablar y
creo que yo también empiezo a notar algo en mi párapado derecho.
Cuando me ha mandado a la mierda después de amenazarme con diversos
tipos de muerte lenta y dolorosa, he pensado que quizá, es posible,
tal vez debería haberle consultado alguno de estos cambios antes.
Luego he reflexionado sobre la responsabilidad del líder y esas
cosas y se me ha pasado. Todo excepto el tic.
Día 120. Toma final.
Como sorpresa para el grupo he grabado
un tema extra, un bonus-track en el que he construido todas las
pistas, todas las voces, todos los instrumentos. Se llama “All is
back again”. Se lo he presentado después de que oyeran las
versiones, por fin, definitivas de todos los temas. Por resumir,
“Bart's...” les ha parecido pretencioso, más glam que rock, pero
menos glam que cursi sin más; “Desechos...” dice Betty que suena
como si quisiera ser otra canción y no pudiera; De “Farmacias en
guardia” les ha gustado, sobre todo, que no tenga estribillo (pero
la verdad es que sí que tiene, así que no sé qué les ha gustado,
realmente); en “The last of the must” me insisten en que
pronuncie mejor “consistence” y “evanescence”
(y me veo, sinceramente, incapaz: yo siempre he sido de francés ;
sobre “Lost for lust” han guardado un, diría, luctuoso silencio
(y se miraban); “[...]Cinderella” les parece insuficientemente
distorsionada y no entienden lo del pizzicato de violines en
el puente (ni por qué me rasco las ingles cuando la oigo). De
“Hombre-perro” dicen que sería un gran tema si lo tocase otro
grupo, lo que no va a ocurrir nunca; de “Plasma fresco” y
“Recorriendo océanos” insisten en que son de esos temas para
desechar (y avergonzarse de haberlos siquiera intentado). Y esos han
sido los comentarios elogiosos. Cuando les he puesto “All is back
again” me han dicho si se la quiero vender a Melendi o si es un
regalo para el cumpleaños de mi abuelo o las dos cosas. Hoy ha sido
uno de esos días en mi supergrupo. Otra vez.
Día D. Toma #
Lo de Betty se veía venir. Y en su
nuevo grupo post-post-neo-punk la chica queda bien, para que nos
vamos a engañar. Nunca pensé que se pudiera escupir así, tan
seguido y estando borracha. Fran, en cambio, parecía bastante
contento con sus bajos y sus aportaciones en las letras, así que su
deserción me ha sorprendido más. En el mail que me ha
escrito pone que lo deja “por razones de dignidad musical”. La
verdad es que parecen palabras muy gruesas sólo porque en cinco de
los doce temas llamara finalmente a mi sobrino que, entre nosotros,
solucionó la papeleta mucho mejor y en apenas dos tomas. Pero lo que
no entiendo, para nada, es lo de Omar. Además se ha llevado el ride
y el crash porque dice que son suyos (a pesar de que quedamos,
desde el principio, que todo lo que entraba en el estudio sería del
grupo). Las baterías quedaron tal cual, quizá un poco menos
elocuentes con el filtro y el compresor, una ayuda con Cubase por
aquí y algún loop electrico discretamente entretejido. Pero, qué
quiere, es lo que se lleva, ¿no? Bueno, ¿qué importa? Todos los
grupos han pasado por estas fases. Y, algún día, el único rastro
que quedará de éste (que nunca tuvo nombre) será mi diario. Lo que
no sé cómo explicarles, si los vuelvo a ver, es que el disco duro
se jodió definitivamente y se perdieron los archivos de las pistas
originales. Espero que, por lo menos Betty tenga la copia en CD que
le regalé el día de la fiesta de fin de grabación. Y que recuerde
dónde la ha puesto, entre tanta cerveza y todos esos escupitajos.
En el fondo, me importa un huevo. ¡Qué
les den! Haré una gira en acústico. Yo sólo: “Groin's itch”,
unplugged.
Mola ¿no?
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