miércoles, 17 de diciembre de 2008

Mi lista (a las baquetas)


Fin de año, tiempo de listas, que no de balances, porque éstos, los balances, son algo contable, es decir, todo eso del debe y del haber y, claro, todos los años se debe uno algo, y hubo de haber más de lo que hubo, probablemente, no sé si me explico. A mí se me ocurre hacer lo siguiente: mis diez momentos favoritos del año y mis diez sensaciones-sapo, por orden. Desde luego, podría alterarse el orden y seguro que lo más importante lo olvidé. Y a lo mejor miento o me miento, pero, a día de hoy, esta lista es la que ha acudido a la memoria.


Buen rollo:


10. Juntar en el cerebro la canción “Disneylandia” de Jorge Drexler con el/los argumentos/s de Nocilla Dream/Experience y salir ileso.

9. Oir a Love of Lesbian en Mayo en Elche y a Kula Shaker en Junio en Lorquí (y repetir a LÖL).

8. Descubrir, leer y disfrutar a Rodrigo Fresán y a Edgar Keret.

7. Escribir algunos cuentos y una medio novela y, de esa forma, conocer a Eva y a Jorge.

6. Escribir canciones.

5. Tocar con el grupo (cualquiera de los ensayos y actuaciones, aunque, puestos a escoger, quizá en “La muralla” porque no tenía silla y descubrí que puedo tocar mal a la vez que bailar peor).

4. Viajar –a varios sitios– con Abel y Rosa y que no se cansen de mi (o, al menos, que no lo digan, qué gente tan elegante).

3. Bañarme con los niños en Taormina, Sicilia (y tirarnos desde lo alto de esa piedra en mitad de la bahía).

2. La sonrisa de algunas pacientes, cuando se van de alta.

1. La sonrisa y la mirada, limpia y atractiva, de Lou, un año más.


Mal rollo:


10. No haber leído a Faulkner, a Roth, a Durrell (Lawrence) y a tantos otros, un año más, y, encima, releer a Salinger, a Cortázar, a Monterroso y a tantos otros, un año más, y sorprenderme de no recordar casi nada de ¿lo esencial?

9. No haber hecho (pero nada de) deporte.

8. Continuar sin aprenderme (la mayoría de) las canciones del grupo.

7. Haber dejado de ser competitivo (¿o quizá eso es bueno?).

6. Traducir a Dylan al castellano y que rime (y que Él no lo sepa nunca).

5. No poder evitar que una momia se fuera de/por la platamorfa, a pesar de tanto y tan buen vino y cava, y tantas explicaciones, en aquella comida.

4. No querer acabar ese dichoso proyecto de investigación (y que el asunto te persiga incesantemente).

3. Dejarles a deber un viaje a Madrid y otro a Barcelona a los niños.

2. No saber ser mejor médico que el año pasado.

1. Recordar, otro año, que el 18 de septiembre ella no cumple más.


Esta enumeración puede, en fin, resumirse en dos: doy al 2008 por (muy) bien vivido y al 2009 por (bastante) bien merecido.


¡Salud!, momias y demás parientes.


2 comentarios:

Joseda dijo...

Pues está bastante bien, el balance. Macho, ¿eres médico? ¿Y de dónde sacas tiempo para tantas cosas? ¿Tienes a Fresán al lado del vademécum en la mesilla de noche o qué? En fin, feliz vanidad y año nuevo.

Pepemomia dijo...

Ya dijo un colega bastante mejor amueblado que yo que hay que ser "traperos del tiempo". Y sí, Fresán está en la mesilla pero el vademecum no (es muy gordo).