lunes, 1 de diciembre de 2008

Nota del T. (arado):


En estos días que tanto se oye hablar de un colegio público donde se quiere descolgar un crucifijo por orden judicial, de repente me cruzo en el camino con un pie de página, o mejor debería decir, para no salirme del ámbito semántico adecuado, tropiezo, camino de mi Gólgota particular, con una “Nota del Traductor”, que me ofrece muchas preguntas y, como siempre, escasas respuestas. Es lo que tienen las notas al pie: son como esas soluciones que plantean más problemas. Díganselo a David Foster Wallace, si lo ven.

La nota al pie a la que me refiero está en el relato “Great Falls” del libro de Richard Ford (muy recomendable) titulado “Rock Springs”, Compactos Anagrama, 2004, página 38. En el cuerpo principal del relato se lee:

“Fue en una noche de esas cuando nos sobrevino la desdicha. Era a finales de octubre. Lo recuerdo porque aún no había llegado Halloween(1), y en las ventanas de las casas por las que pasaba todos los días camino de la escuela de Great Falls la gente había puesto faroles de calabaza y espantapájaros sentados en las sillas de los jardines”.

En la Nota del T. que clarifica la palabra “Halloween” con el superíndice “1”, Jesús Zulaika, o sea, el “T.” en cuestión, pone: “El 31 de octubre, víspera de Todos los Santos. Los niños norteamericanos acostumbran celebrar esa fecha disfrazándose y recorriendo las casas del vecindario para pedir golosinas. Son tradicionales en esta fiesta las calabazas huecas, con ojos y boca iluminadas desde el interior con velas encendidas”.

De la “Nota del T.” me llamó la atención, además de la escasa precisión sincrética del T., el hecho mismo de que se viera forzado a explicar al lector el significado de la palabra “Halloween”, que, creo yo, está bastante incorporada a nuestra cultura y no precisaría más aclaración, quizá menos, que, en la misma página, “coréguns”, “ánsares moteados” o “barnaclas canadienses”, las cuales, desde mi particular ignorancia cinegética, soy incapaz de imaginar, por lo que sí me gustaría ver ancladas a una Nota al Pie específica, en plan Jara&Sedal.

A lo que iba, que se me va el discurso disgresivo…¿llegará un momento que en nuestras escuelas públicas los crucifijos estén tan convenientemente descontextualizados que exijan una “nota al pie”? o, por el contrario ¿necesitamos que Burton, Tim Burton, nos haga un “Pesadilla antes de la Semana Santa”, para contextualizar adecuadamente el crucifijo y librarlo de malsanas asociaciones pretéritas?

No sé, la Nota del T. me ha dejado intranquilo, me sigo preguntando: ¿Por qué Halloween es ya más real que la fiesta de los mozos de la mili? ¿Por qué se siguen celebrando en los pueblos de España las fiestas de los mozos cuando ya no hay mozos, ya no hay mili y, en cambio, sigue habiendo guerra y soldados que se mueren, matan o los matan? Es más: ¿podría haber canciones con notas al pie? Imaginemos: “Bulería(1), bulería, tan dentro del alma(2) mía”,

Nota del (supuesto) T. de Bisbal (-esnotienenrebedio): 1) palo flamenco más típico de Jerez de la Frontera, generalmente de tres o cuatro versos octosílabos. Suele emplearse como estribillo de otros palos flamencos, como por ejemplo la soleá; 2) principio o entidad inmaterial e invisible que poseerían algunos seres vivos, por ejemplo, los ánsares, incluso los moteados, cuyas propiedades y características varían según las diferentes tradiciones y perspectivas filosóficas. V infra en voz "FAES".

Pero no, si me meto en perspectivas filosóficas que definan el alma de los ánsares, eso debe ser de Educación para la Ciudadanía y, entonces, mejor lo digo en inglés, que así lo recomienda Camps, ese librepensador:

For God’s Sake, take the crucifix out from our public schools, please.

Do you understand, Francisco?

No hay comentarios: