domingo, 25 de octubre de 2009

Cosas (supuestamente) divertidas (III): Fútbol.


El tacto y el olor del césped recién cortado, apenas humedecido (lo justo para darle velocidad al campo). Y el sonido del público como un tren de carga al pasar por la estación, gritando, pidiendo más, siempre más, cuando me interno por la banda derecha y el defensa contrario que no llega, no va a llegar. Me encanta ese momento de fútbol recién estrenado, cuando todas las opciones son posibles, todo está en el aire y el campo se ensancha por la banda, por donde corro fuerte y, a la vez, ligero, esperando el premio de la red, que va a llegar, que llegará, seguro, estoy seguro. Pero mejor antes que después. Será mi momento, otra vez.

Me he acostumbrado, quizá excesivamente, lo reconozco, a captar la atención del público. No es momento ni lugar de falsas modestias: sé que, entre todos los que estamos sobre el césped, la mayoría de las miradas son para mí. Soy la estrella. Aunque no sé si lo seguiré siendo el próximo domingo: la vida media, en el fútbol, es corta, los tiempos, acelerados. Pero estos instantes, esta intensidad, valen seguro la pena. Algunos compañeros que todavía estaban bien, que no eran tan viejos, en absoluto, que tenían un rendimiento más que aceptable, andan ya por pabellones deportivos, en los colegios, entre niños, por los patios, o hasta en la calle, ayudando a otros a disfrutar también de este deporte; quizá incluso ayuden a descubrir a un nuevo crack. Ya llegará, quizá llegue. Pero más tarde. Ahora es sólo este partido, ahora estoy en mi apogeo. Hoy disfruto incluso de las patadas, de los roces de los tacos, del choque de una cabeza, de un hombro, de la caricia —prohibida, árbitro, prohibida— de una mano contra mi piel. Y de la sensación de elevarme en el área, sabiendo que el portero no llegará. Incluso de golpear de lleno contra el poste, en un lance que pudo acabar perfectamente en gol. Lo que no aguanto es que, inmediatamente después, el delantero, egoísta y cruel, tan pagado de sí mismo y como si yo tuviera algo que ver en su impericia, me dé una patada y me envíe en una parábola imposible para que acabe entre el público mientras oigo sus palabras, alejándose de mi: «Puto balón de mierda ¿por qué no entras? ¡cojones!»

Solo espero que este niño me suelte ya, que me devuelva al césped húmedo y recién cortado, a rodar otra vez, hasta la meta. Me he acostumbrado.


7 comentarios:

Bill, el de la catana dijo...

¡Sacrílego! (ese título...)

Bill, el de la catana dijo...

Ese título es la antesala del relativismo moral. ¡Qué digo la antesala, el vestíbulo de paso al relativismo moral...ES A LA ANOMIA, la anomia momia.
Me recuerda ese capítulo de los Soprano en la que el hijo adolescente, enfermo de adolescencia y por lo tanto de Niezsche, le dice a sus padres, fervorosos psicópatas católicos norteamericanos, que Dios no existe. Tony Soprano le dice a Anthony Junior: ¡Puede que Dios no exista pero en esta casa, mientras yo mande, tú vas a besar su c...". En realidad Soprano no es psicópata. sólo es narcisista maligno. Recomiendo la serie completa, el mejor CINE de la década, y de postre: "The psychology of the Sopranos" por Glen O. Gabbard, ilustre psiquiatra que se reunía con unos amigos los domingos por la noche (en USA se emitían la tarde del domingo)para comentar el capítulo recién visto. Un día tenemos que hablar del final de la última temporada y compartir impresiones. 6 temporadas más capítulos finales disponibles en FNAC y en nuestra casa que es la vuestra.

Pepemomia dijo...

¡Vaya! ¿Ni siquiera desde la perspectiva del balón? ¿Ni de la de Guti?
Bueno, admito el error. Sólo me cabe la disculpa de que es completamente "fricción" (con el exterior de la bota) y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Pero, si no es suficiente, como decía Bilardo: "¡Pisálo! ¡Pisálo!"

PD: pues si me vendría bien lo de Los Soprano, por entregas y sin que la SGAE se entere.

MAbel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MAbel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MAbel dijo...

Yo me quedo con Diego Mamando Maradona (impagable Calamaro defendiéndolo en su blog.. eso es un amigo)Por cierto.. chulo post y jugosos comentarios Bill. Gracias a los dos

Pepa González dijo...

sabeis que para Bill, este tema es fundamental, prioritario y alrededor gira todo lo demás. Es casi, casi como su catana y ya sabeis a qué me refiero si a Bill le quitan la catana...