miércoles, 21 de julio de 2010

THE SUMMERPOST (5): LA PREHISTORIA DEL JAZZ

Tener la oportunidad de profundizar en los orígenes de una música popular como el jazz, te trasmite varias condiciones necesarias para el nacimiento y/o consolidación de cualquier estilo musical (y artístico): un contexto sociocultural específico y las ambiciones, tanto económicas como artísticas, de los músicos.

Pensemos en Nueva Orleans, una ciudad insana en mitad de una de las redes fluviales más importantes del mundo, que perteneció a Francia y España antes de ser definitivamente norteamericana (Jelly Roll Morton uno de los pioneros del jazz decía que “si no se consigue poner dejos españoles en las melodías nunca se tendrá lo que yo llamo el aliño adecuado para el jazz”) Una ciudad que por ser encrucijada entre el Caribe, Méjico, el oeste y el civilizado norte, llena de criollos, mestizos y negros, es especialmente tolerante (Gioia comenta en su monografía como la influencia latina y católica, preponderante en la ciudad, era mucho más tolerante que la sociedad anglosajona y protestante, dominante más al norte y que no hubiera permitido, por ejemplo, que los esclavos tuvieran una plaza, la Congo Square, asignada para realizar su danzas rituales, los ring shout) Sidney Bechet, uno de los pioneros, clarinetista y saxofonista, escribió en sus memorias: “Cuando los esclavos se reunían los domingos, sus días libres, mi abuelo tocaba los tambores en la plaza.. Él era un músico: nadie tenía que explicarle ni las notas, ni el sentimiento, ni el ritmo. Todo eso ya estaba en él: de eso estaba seguro”. Qué estupendo

Pues bien, en el origen del jazz se encuentra esta mezcla de tradiciones africana y europea, tolerada e incluso aplaudida en una ciudad, ya decadente, como la Nueva Orleans de finales del siglo XIX. Géneros, también nacidos en estas tierras, como el blues, en sus inicios basado en un cantante con su guitarra (Robert Johnson o el admirado por Dylan, Leadbelly, que inició su carrera al ser descubierto por los antropólogos musicales John y Alan Lomax a sus casi 50 años en una cárcel de Louisiana) o el country blues, ya más instrumentado (Bessie Smith, su más famosa cantante, precursora del feminismo y que encarnó a la perfección el mito blusero de “pagar el precio” –dues paying-, la necesidad, por parte del músico, de interiorizar el espíritu del blues mediante la aceptación de la tragedia y la decepción personal) o el ragtime, popularizado por Scott Joplin y el invento de las pianolas; estos géneros, decía, constituyeron la prehistoria del jazz.

Músicos que nacieron músicos. Nunca deja de sorprenderme la predestinación de los artistas. Esa especie de compulsión a desarrollar su arte. Es probable que sin ese ímpetu, que en la música más que en cualquier otra expersión artística requiere también de la complicidad del público, en muchas ocasiones las dificultades acabaran superando al artista.

Continuará

1 comentario:

josema dijo...

“Cuando los esclavos se reunían los domingos, sus días libres, mi abuelo tocaba los tambores en la plaza.. Él era un músico: nadie tenía que explicarle ni las notas, ni el sentimiento, ni el ritmo. Todo eso ya estaba en él: de eso estaba seguro”.
Qué maravilla. Nueva Orleans...., quiero ir a Nueva Orleans y embriagarme de ese espíritu que sigue existiendo.