martes, 17 de noviembre de 2009

Cosas (supuestamente) divertidas (IX): Poesía


¿Sí?


Correcto. El micro capta señal.


Bien, ésta probablemente será la última grabación. Todo indica que he sido identificada por paramilitares de la Fundación. Imagino que me siguen desde hace meses. Y ahora están muy cerca: los puedo casi oír, agazapados en los silencios que suceden entre cada una de mis palabras.


OK, transmitiendo a servidor seguro. Ambas IPs camufladas y mutando en doble ciclo.


Comienzo:


Formulario B#56//CX-alfa. Código: Borges. Agente: Haidar (Avatar: Serena)


Hoy, 14 de noviembre de 2009, he completado la octava acción prevista en el ciclo de ataques neoterroristas contra los Muros de la Infamia (2ª oleada), operación autorizada en la reunión de la Célula Alfa del pasado enero con el Código “Borges”.


Camuflada de periodista estadounidense y con documentación alternativa de embajadora de paz de la ONU bajo el avatar Julianne Moore —[comentario] es cierto que me parezco un poco, pero es la primera vez que me tengo que teñir de pelirroja, así que a la vuelta: M. ¡te las verás conmigo! [cierro comentario]— conseguí acercarme a diversas áreas del terraplén vigilado por las tropas marroquíes y semiesconder con mi habitual pericia los fragmentos previstos (y autorizados) de los poemas, en este caso de Bahía Mahmud Awah, entre las alambradas y los postes de control de las zonas más vigiladas. Incluso me permití deslizar algunos versos en los bolsillos de las guerreras de algún centinela —[comentario] los cursos que organizasteis con los carteristas, además de divertidos han sido de lo más útiles [cierro comentario]— con el objeto de conseguir generar la máxima viralidad entre los soldados marroquíes.


La monitorización de la capacidad mémica de los fragmentos de los poemas que van siendo encontrados por los soldados mediante nuestros agentes infiltrados en los cuarteles ha otorgado la máxima infectividad a los siguientes versos “Me siguen llegando tus cartas de amor / que escribes/ desde Galb El Haulia / cartas en las que cuentas que la vida / se reanuda tras las pasadas lluvias” ex aequo con “Voy huyendo de los que no creen / en el día / que nacerá mañana”.


Espero que el análisis de los informes que envían muestros agentes sobre las primeras consecuencias os parezca positivo: se han detectado al menos tres deserciones entre los guardas y hemos captado dos nuevos colaboradores fiables para el tránsito ilegal (ilegal en perspectiva convencional, es decir, la suya) de saharauis a través del muro (o gaps como le gusta denominarles a K.). Y, sí, ya sé que son unos 120.000 soldados y que 5 es un número bastante pobre, en proporción. Pero aún no se han inventado los versos de desprogramación masiva.


Como nota al margen y a beneficio de futuras acciones, en mi visita he podido ver que prácticamente todo el entrenamiento con el que se adiestra a los soldados interpuestos entre Marruecos y los Campos Saharauis es visual (vídeosimulaciones, videojuegos de combate y realidad virtual) así como que no existe ningún tipo de política cultural activa desde el mando, por lo que es posible que, muy pronto, los soldados dejen, incluso, de leer y nuestras acciones escritas devengan en absolutamente inútiles (si es que no lo son ya, a pesar de nuestro inicial entusiasmo) [comentario] propongo aumentar recursos en el futuro para las inserciones subliminales en canciones, ya que muchos soldados parecen utilizar reproductores musicales individuales en sus horas de ocio [cerrar comentario].


Con esta acción, como sabéis, cierro el ciclo de los Grandes Muros (y son 3500 kilómetros de sabotaje solo para esta solitaria y exhausta agente) con el escaso éxito que ya todos preveíamos. Quizá lo de Berlín, en el 89, nos motivó excesivamente o tal vez sea solo falta de paciencia, pero no parece que vayamos a lograr que caigan muchos más muros de los que se erigen.


En el horizonte, como dijo J. en aquella otra reunión en París, se avista una multiplicación de repúblicas con patios traseros, de millones de personas atrapadas del otro lado, de campos vallados y poblaciones opulentas magníficamente estabuladas.


Aún llevo en el bolsillo aquel otro fragmento del poema de Mahmud Darwish escrito de mi propia mano y que no pude escamotear convenientemente en mi anterior misión en las escasas grietas del muro de Gaza: “He soñado que el corazón de la tierra era mayor / que su mapa / y más claro que sus espejos / y mi cadalso”. Yo soñé entonces —soñé despierta— que un solado israelí decoraba con esas palabras (que salían de un spray azul de acrílico) parte del muro y que sus propios mandos las bombardeaban, hartos de borrarlas un día tras otro y de que otra vez se reprodujeran, abriendo con sus obuses y sin querer (si eso fuera posible) esa enorme frontera: la que han levantado mucho más al sur de lo que llega su estupidez.


Por cierto, no sé nada de J. desde que acudió a su misión en Padua ¿De quién eran sus versos-arma? ¿De Pavese? ¿Puedo proponer unos? Allá van: “Saldremos una mañana, / ya no tendremos casa, / saldremos a la calle; / nos abandonará el disgusto nocturno; / temblaremos de soledad”. Bueno, ya sé que yo no soy la encargada de la selección de nuestro armamento, pero os agradecería mucho que las considerarais. Aunque, como siempre, es posible que no sirvan de mucho.


Bueno, ya cierro. Oigo ruidos por todas partes. Quizá sea mi imaginación o puede que estén ya forzando realmente la puerta de este piso franco. ¿Sabemos ya quién está detrás de la Fundación? Aunque no importa tanto: siempre habrá alguien que tema a los neo-viro-terroristas o, al menos, a nuestros fagopoemas.


Y ya sabéis, como dice MJ Alvarado, “no hay alto el fuego para los poetas”.


Corto.



2 comentarios:

MAbel dijo...

Poesía contra alambradas; si vamos a perder que tenga cierto estilo la derrota.. faltan adjetivos para tu obra Pepe Momia solo que su fugacidad digital la hace, incluso, más bella, más lírica, más trágica

mariajesusparadela dijo...

¡qué grande!